La película da comienzo mostrándonos que el amor es hermoso y que a causa de este abstracto y misterioso concepto , todo es factible . Excremento de comienzo que repite el manido motivo del amor como última esperanza tras el adverso devenir . La trama se confecciona mediante la ligazón de relaciones familiares catapultadas , yernos maltratados y suegros despiadados con impulsos enfermizamente protectores : es así como el mundo se destruye . No sería despiadado pensar que los directores de este filme se encontraran haciendo la cena o cualquier tarea baladí mientras escribían el guión de este largometraje , ya que la trama es más simple e insípida que un bocadillo de queso sin una gota de aceite de oliva virgen extra.
La severa adversidad que induce al descontrol y conduce al humano a un estado de supervivencia extrema en el que llorar en el tierno y empoderador hombro de mamá no sirve de nada: este es el “theme” que vertebra el “subject matter ” de una trama cuya originalidad brilla por su ausencia . El clímax de la película llega justo en el preciso momento en el que casi nos hemos dormido por falta de estímulos . El final es aguardado con impaciencia e incluso con ansiedad para resultar en una decepción colosal , pues la resolución de conflictos emocionales entre la familia política nunca es suficiente para un buen cinéfilo ; sí para un desacralizador del séptimo arte .
El reparto destaca por la belleza de la juventud enamorada y por la destreza interpretativa de grandes como Forest Whitaker (Bosque Whitaker para los hispanos ). No obstante , la belleza y la destreza no atenúan la manifiesta reiteración creativa en el desastre apocalíptico como motivo engrasador de la maquinaria argumentativa .