![]()
Pero aunque el plato fuerte haya sido el juzgado, en la comisaría se ha cocinado otro (y a fuego lento).
Una pelea de niños, no tiene otro nombre. Parecía una mera riña de gatos, arañazo por aquí, arañazo por allá y “yo me lo merezco más que tú”. Con un “yo más” por bandera, nos tienen medio episodio Boyle y Gina, vaya pesaditos que se nos han puesto y todo por una noche relajante en un hotel que habían reservado antes de su “ruptura” (que me niego a aceptar). Pero finalmente nuestro amado capitán, con su sabiduría, deja a los dos castigados, como en una guardería, ordenando archivos. Por pesados se lo merecían, y esta fue la otra vez que actuó el karma en forma de guión. Cuando se quedan los dos solos, en el archivo, de noche…
A uno le hicieron pensar que iba a ocurrir algo y con la esperanza de que la tensión sexual no acabara ahí, se me llegó a pasar por la cabeza una noche de pasión en el archivo de la comisaría. Los tiros no iban por ahí, me demostraban los guionistas en la siguiente escena. Iba a haber una noche de pasión, en eso no estaba equivocada mi perversa mente. La sorpresa es que
papá Boyle y mamá Gina eran los que la iban a tener. Sus amados hijos les habían pasado a ellos el relax en el dichoso hotel, lo malo, es que Boyle y Gina no se habían puesto de acuerdo así que lo mandaron los dos a la vez. ¿Y qué pasó? Dejemos que la magia nos la cuenten en el próximo capítulo porque, según se ve, la atracción es una cosa genética que pasa de generación en generación. A todo esto, espero que la relación de los padres no vaya a más y
conviertan en hermanastros a dos amigos del “sexo casual”. Y si no nos cuentan lo que pasa, pues borrón y cuenta nueva que ya son muchos capítulos y dos reviews casi dedicados a Gina y Boyle.