Quantcast
Channel: El Blog de las Series Americanas
Viewing all 1377 articles
Browse latest View live

Crítica Del 1x14 "Total Eclipse Of The Heart" De The Resident: The Angels Of Chastain

$
0
0

The Resident se ha despedido de su primera temporada con un episodio sólido, aunque algo suave para lo que podría haber sido, y que nos deja con algunas novedades de cara a la segunda entrega en otoño. Si queréis saber qué ha pasado y mis impresiones al respecto, no dudéis en seguir leyendo.

Pa' malo él
Último episodio. Parece increíble que se haya pasado la temporada en, lo que diría, un suspiro. La trama más importante de esta season finale ha sido la que concierne a la Dra. Lane Hunter. Llevábamos muchos episodios con ganas de pillarla y ciertas teorías/ideas que se habían comentado en estas reviews y en el apartado de comentarios se han hecho realidad. Al final, Olivia, la paciente hipocondríaca, ha sido clave para poder pillar a Lane con las manos en la masa–y nunca mejor dicho–. Irving y Devon han recordado que no estaba enferma, pero, ¡sorpresa!, la Dra. Hunter ya le había dado su primera ronda de quimio por un linfoma que se ha sacado de todo el toto. Si una de las teorías era que Hunter sobremedicaba a sus pacientes, la otra era que los trataba de enfermedades que realmente no tienen–tal y como indicó nuestra lectora Petrushka–. Esto ha saltado la alarma para Devon y Conrad que, tras el pago de la fianza de Nic –más adelante abordaremos el tema– han contado con ella para llevarle esta información al nuevo director del Chastain, el Dr. Randolph Bell. No os voy a negar que, a estas alturas del episodio, he empezado a sudar un poquito por lo que Bell podría o no hacer. Al principio le hemos visto tan acaramelado y aparentemente feliz con Lane que he pensado que podría pasar de denunciar esta situación. Sin embargo, aquí, mis Ángeles del Chastain han jugado bien sus cartas y han avisado al FBI incluso antes de decirle nada a Bell. Yo ya podía respirar un poco más tranquila, las autoridades lo sabían, pero faltaba el siguiente paso: recabar pruebas. Aquí he vuelto a empezar a sudar con la conversación entre Bell y Hunter, con ese tono de “cuéntamelo todo que te voy a ayudar a ocultarlo todo bajo la alfombra” y esa invitación a pillar las pruebas para luego quemarlas en su chimenea. Pero también he tenido dudas sobre él. ¿Realmente Lane merece tanto la pena como para convertirse en cómplice, o la va a delatar? Finalmente ha sido lo segundo. Ver cómo a Lane le pilla el FBI con la caja llena de los historiales de los pacientes que ha tratado por cánceres inexistentes ha sido un placer, pero tengo que reconocer que no estoy del todo satisfecha. Me ha parecido demasiado fácil y rápido. ¿A vosotros no? Lane, conocida por ser bastante cuidadosa con los pasos que da, ha cometido el gran error de confiar en Bell, y lo ha hecho como si nada. No sé si es que Hunter ha sido tonta o yo estaba tildando a Bell de haberse agilipollado últimamente. Es posible que le haya subestimado. Lo que ahora me pregunto es si Lane Hunter va a estar en la segunda temporada de la serie. Si no volviese me parecería un error enorme y me sentiría decepcionada. Creo que esa es la palabra que busco: decepción. La idea que tenía en mente de que Lane podría traicionar a Randolph para hacerse con la dirección del hospital me parecía demasiado buena, interesante y acorde al personaje –sí, ahora me apetece verlo y mucho–, pero también es cierto que, si esta trama no se hubiese resuelto, la season finale hubiese quedado muy flojita, sin un villano al que desenmascarar y sin un triunfo que apuntarse. Como la serie vuelve en otoño –sí, lo habéis leído bien–, espero que tengamos noticias en los próximos meses sobre si Lane Hunter volverá o no. Sobre Bell y cómo ha tratado este asunto, creo que Nic le ha descrito muy bien: “Es como un gato que siempre cae de pie”. Por un momento ha pensado de verdad que podrían haberle puesto en la calle, pero, oye, no va a caer esa breva ni de coña. Lo que le esperaba era más bien una sorpresa monumental que puede hacer que las cosas se pongan muy interesantes a partir de la siguiente temporada.

La que le acaba de caer a Bell
Esa “sorpresa monumental” tiene que ver con una idea que comentó una lectora nuestra, Bellatrix, sobre cómo Nic podría solventar su solución. Tras la imposición de una fianza de 100.000 dólares, la única manera que se presenta viable y rápida para sacarla de allí es a través del padre de Conrad. A Hawkins no le hace ni puta gracia, pero no duda en hacer de tripas corazón para sacar a su ¿novia, quizás? de su propia versión de Orange Is The New Black. Por lo que dice el padre, este gesto parece asentar un “nuevo comienzo” entre ellos y tiene un plan en funcionamiento para su futuro. Por “futuro” –y ya lo enlazamos con la última escena– me viene a la mente aquella idea que tenía de que Conrad dirigiese su propio hospital, que formase a los médicos como él quisiera y que hiciese las cosas a su placer. Esto ha comenzado con que Marshall sea el nuevo jefe de Randolph y así poder controlar las cuentas del hospital. Marshall se presenta como un contrincante fuerte con el que batirse a duelo y me parece que Bell va a pasarlas un poco canutas durante la próxima temporada, algo que me alegra una barbaridad. Si Marshall se pone muy quisquilloso, puede sacarle tantos defectos a Bell que, finalmente, lo podría llegar a echar y poner a su hijo. Por lo que, en vez de invertir tu dinero en construir un hospital desde cero, coges en el que ya está tu vástago, te instalas en la junta directiva y, a la mínima tontería de Bell, le quitas del trono que se ha montado y pones a tu hijo. No me parece para nada mal plan y a mí me deja con ganas de saber más.

Miradla, por favor, qué bonita ella ♥
Una cosa que no me esperaba era que viésemos a Mina con Micah, y menos en tal situación personal. Lo último que sabíamos de ellos es que habían ido a tomar un café y que ella le dijo que no salía con pacientes. Pero parece que ha cambiado de idea, porque ahora no sólo sale con él, sino que también se lo está tirando. En el anterior episodio, el Dr. Austin le pedía a Okafor que evolucionase, que mostrase sus sentimientos y que estos le hiciesen sacar lo mejor de sí misma en el trabajo. En este episodio se ha medio cumplido. El hecho de que Micah tuviese que pasar por el quirófano de nuevo, con bastantes riesgos por ser un corazón trasplantado y por el tejido con tantas cicatrices, nos ha mostrado a una Mina bastante preocupada, e incluso superada en el quirófano, de manera momentánea. Es bastante comprensible porque está operando a alguien que conoce –lo cual va en contra de las reglas de cualquier hospital –y se preocupa por él. Ha actuado más como la novia que es cirujana y no como un simple rollete. Esto es lo sorprendente de la trama de Mina, que esté enamorada de Micah–¿o a lo mejor es mucho decir? Habrá que irlo viendo–, pero no el que tenga sentimientos. Al menos no para mí. Mina ya ha demostrado que se preocupa por la gente, que tiene apego por Conrad, que se mete con Devon más como si fuese un hermano pequeño que porque le caiga mal. Okafor puede mostrarse fría durante el trabajo, pero no lo es fuera de él. Si lo fuera en verdad no se relacionaría con nadie, no saldría de copas al bar con el resto de sus compañeros. Por si quedaba alguna duda, esa escena en la que ella está esperando a que Micah se despierte y se pone a llorar me parece prueba definitiva de los sentimientos de la doctora. En la segunda temporada, sería interesante explorar la vida personal de Mina, ver qué tal le va con Micah, pero sin dejar de lado su prometedora carrera como cirujana. Sobre Austin, me parece too much: demasiado ego, demasiado fan de sí mismo, demasiada seguridad y chulería. Puede estar bien y, al mismo tiempo, cansarme. No soporto a la gente con el ego como una catedral.

Una última cosa a tratar es el resto de parejas. Por una parte, hemos visto de nuevo a Priya, lo cual me alegra mucho porque se la había echado de menos con todo el tema de la investigación. Ha sido gracias a su artículo que los actos de la Dra. Lane Hunter han salido a la luz y han revolucionado un poco todo. Por otra parte, tenemos a Conrad y Nic, a quienes les falta definir su relación. La escena en la sala de descanso me ha parecido una forma de cerrar el círculo que se habría justo en el piloto, donde ella lo deja con los pantalones bajados y encerrado. Esta vez han salido los dos por la puerta, no sin antes tontear un poco y dejarnos con la miel en los labios para la siguiente temporada.

En general, la season finale ha estado bastante bien, se ha desarrollado con mucha soltura y con facilidad. Deja la puerta abierta a nuevas tramas, aunque tampoco sabría muy bien hacia cuáles. También prefiero que la serie me sorprenda, porque si no puede acabar siendo muy previsible. Lo que sí me ha dado la sensación es que, en caso de que no hubiese sido renovada, hubiese funcionado como series finalebastante bien. En los últimos momentos me ha dado la sensación de que se hacía referencia al piloto, con Conrad alardeando de los buenos diagnósticos que hace, con un Devon mucho más seguro de sí mismo y con un trato a los pacientes increíble.

Los voy a echar de menos
Si hacemos un repaso por la temporada, ha ido de menos a más, con algún bache en el camino, y con una velocidad de las tramas constante, aunque en ciertos puntos se ha notado un acelerón que podría haberse evitado si no se hubiesen recreado tanto en otros momentos. Por ejemplo, el plan de Bell y Hunter sufrió ese mencionado acelerón –lo dejaron caer en un episodio y en el siguiente ya lo había llevado a cabo– porque la trama se recreó demasiado en cómo Bell la cagaba y Hunter se hacía la tonta. Si a eso se le hubiese dado un poco de brío –acortarlo un episodio o dos, por ejemplo –pienso que hubiese funcionado mejor. La velocidad de las tramas es un punto que deberían resolver de cara a la segunda temporada. Una cosa que no tocaría sería el número de episodios; catorce me parece un número perfecto que impide que haya mucho relleno y vayan a lo más interesante. Una pega que se le podría poner a The Resident es que, en ocasiones, peca un poco de ser obvia, como pasó con el plan de Lane y Randolph, pero lo mitiga con la sorpresa en otros asuntos. En definitiva, ha sido una temporada bastante buena, con personajes con los que es fácil encariñarse, trata temas actuales interesantes (sistema sanitario estadounidense, inmigración, corrupción, relaciones familiares, etc.), está bien hecha y es diferente al resto de dramas médicos que hay actualmente en parrilla. Me alegra enormemente que FOX le haya dado otra temporada que, espero, esté a la altura o supere a esta primera.

Por mi parte nada más excepto animaros a que dejéis vuestros pensamientos, sentimientos o cualquier cosa que se os haya pasado por la cabeza al ver el episodio. Ha sido un placer comentar con vosotros la temporada completa. No olvidéis que, por última vez, podéis aportar vuestro granito de arena en la sección de comentarios. ¿Os ha gustado la season finale? ¿Esperabais otra cosa? No os cortéis y contádmelo.

¡Hasta la próxima temporada!

P.D: ¡Vivan las camisetas de manga larga apretaítas al cuerpo! Madre mía, Matt, qué bueno estás.
P.D.D: El momento conversación en la cárcel me ha dado unos vibes a la sexta temporada de The Good Wife tremendos.




Irene Galindo (@MissSkarsgard)

Blindspot y su irregular tercera temporada

$
0
0

Estos últimos meses he estado viviendo mi propia serie de televisión llena de estrés, paciencia y cosas bonitas (parece que estamos creando a las Supernenas, pero no), y es por ello que las ficciones televisivas han pasado a un segundo plano en mi vida. Pero con la llegada del buen tiempo y el fin de muchas de las obligaciones que me han tenido tan ocupada, he regresado para volver a hablaros de las series de las que solía hablar en el blog. Es el turno de Blindspot, que ha tenido una temporada llena de altibajos y emociones que le ha valido finalmente una renovación por una cuarta temporada

Os hablaré en global de la temporada, en especial de la segunda parte de ésta y de su final de temporada que me ha dejado más muerta que viva y un poco enfadada en algunos aspectos. Espero que los guionistas de la serie tengan dinero suficiente para pagarme el psicólogo de aquí al otoño después de cómo lo han dejado todo. ¡Spoilers, cuidado!


La última vez que hablamos de Blindspot en el blog fue sobre el 3x09 "Hot burning flames" y muchas cosas han pasado después de ese momento en la serie. Nos quedaremos con el enigma habitual escondido en el título de los capítulos y que este año ha creado la muy acertada frase "One of us will give our life", dándonos una pista de que el final de temporada iba a ser todo un drama.
Agruparé los temas que considero más relevantes en algunos puntos y si os animáis, dejadnos vuestros puntos de vista en la sección de comentarios.

Mis hermanos favoritos de la tele
¿Habéis oído eso? Es mi corazón haciéndose pedacitos.
Es totalmente cierto que la relación entre Jane y Roman pendía de un hilo esta temporada, y es que la venganza que estaba urdiendo Roman contra Jane parecía que iba a ser apocalíptica. Sin embargo, en algún rinconcito de mí, todavía conservaba la esperanza de que volvieran a ser una familia normal y corriente (dentro de sus posibilidades, claro está) y es por ello que el final que les han dado me ha dejado bastante triste. Roman era un personaje interesantísimo, y matarlo, si es que es lo que han hecho con él, que yo no lo tengo muy claro (recordemos que Borden no murió en una explosión que hizo volar por los aires un cobertizo entero, así que, ¿por qué debería haber muerto Roman por una balita de nada en el abdomen?), puede haber sido más un error que un acierto. Es verdad que para mí, Roman, como villano, ha dejado un poco que desear, ya que realmente su papel ha sido el de ser malo para dar caza a un malo mayor, pero su marcha me deja un vacío que difícilmente llenará otro personaje. La historia de Crawford, en general me ha parecido bastante irrelevante y se merece acabar como ha acabado, sin ninguna duda.
No obstante, aunque esté triste por la partida de Roman, es importante reconocer que Luke Mitchell ha hecho una muy buena actuación y que los guionistas se han llevado un minipunto al explorar el fuerte vínculo que unía a Jane y Roman, a Remi y Roman, a Ian y Alice, porque, al fin y al cabo, desde niños siempre habían sido uno, siempre habían estado al lado del otro y a pesar de las diferencias de los últimos tiempos, en el fondo se preocupan el uno por el otro y son incapaces de hacerse daño. 

Las relaciones que no pueden ser
Existe un empeño generalizado en las series de crear relaciones amorosas a cualquiera que tenga una buena amistad con otro personaje, esto es así. En Blindspot, han estado todo el año dando vueltas a la posibilidad de una relación entre Zapata y Reade que, como en repetidas ocasiones he dicho, no tiene ni pies ni cabeza. Pero ya no solo la han hecho realidad casi al final de temporada después de que Reade haya estado a punto de casarse con otra, sino que la han destrozado enseguida y se han quedado tan anchos. Así no, guionistas: no podemos convertir en mala de la noche a la mañana a Zapata y acabar la temporada e irnos de vacaciones riéndonos de la cara de susto de la audiencia.
También está en este saco la relación de Roman con Blake. Yo sabía que Blake sería la que haría cambiar a Roman, y el chico se enamoró y quería estar con ella, pero no me esperaba que también fuera a cambiar ella y aliarse con Zapata. Creo que la escena de ellas dos en el avión y esta alianza ha sido el mayor plot twist de esta temporada y no sé qué esperar para el año que viene de este giro. 
En este sentido, en el de las relaciones amorosas, también tenemos que destacar lo que siguen haciendo con Patterson que es, básicamente, hacerla sufrir y negarle cualquier posibilidad de estar con alguien más de media temporada. En fin.

Patterson y Rich, elementos clave esta temporada
El título de esta sección resume, en esencia, lo que quiero decir de estos dos personajes. Patterson y Rich Dotcomhan proporcionado, bajo mi punto de vista, los mejores momentos esta temporada. Además de aportar humor, han cobrado un protagonismo y relevancia en los casos que han hecho que otros personajes, como la propia Jane, perdieran importancia. Ashley Johnson y Ennis Esmer se merecen una mención especial esta temporada por haberme hecho reír y emocionarme a la vez. Uno de los mejores capítulos de la temporada fue el protagonizado por Patterson en el que ésta, desde el hospital vivía una y otra vez el mismo día cada vez más distorsionado, intentando resolver el caso. Un gran guión el de ese capítulo y una gran interpretación de todos los actores.

Avery, la hija perdida
Después de que nos dejaran claro el lógico hecho de que Kurt no había matado a Avery y de que Avery no estaba muerta, la chica ha jugado un papel bastante relevante en ocasiones, tanto en la resolución de casos como en el desarrollo de los personajes, en especial de Jane, como es obvio. Todo aquel cuento de que Kurt había matado a Avery no tenía ningún sentido y tras su incorporación como personaje regular, lo más doloroso fue ver cómo rechazaba a Jane constantemente. No obstante, me ha gustado cómo han ido avanzando en su relación de madre/hija que más bien ha sido una relación de amistad, yendo desde el más completo rechazo a la camaradería, lo cual era un punto favorable. No obstante, tras lo acontecido en el final de temporada, con una nueva Jane convertida en Remi que parece que quiere destrozar el FBI desde dentro, me intriga conocer qué va a ser de la chica en la próxima temporada teniendo en cuenta que su madre no sé si se va a acordar de ella o si le va a importar lo más mínimo que esté ahí.

El futuro de Jane y Kurt
Grabad esta imagen en vuestras retinas porque puede que no la volvamos a ver en mucho tiempo.
Incertidumbre es lo único que tengo después de este final de temporada respecto a ellos dos. Después de haber puesto al borde de un precipicio su relación con la muerte falsa de Avery, con el amigo de Jane y los celos de Weller y otros muchos obstáculos que han tenido que sortear este año, osan dejarnos como nos han dejado: con Weller al borde de la muerte y con Jane volviéndose Remi de nuevo porque el ZIP le dejó el cerebro tocado (científicamente cuestiono bastante que puedas empezar a tener síntomas por intoxicación después de tres años de que te envenenen y sin haber vuelto a entrar en contacto con el tóxico, pero dejaré ese detalle de lado) y con una cura existente que requiere de la resolución de todos los tatuajes de su cuerpo. Una misión facililla, me dicen.

El futuro, en general
El final de temporada ha sido desconcertante, no nos vamos a engañar. Los últimos minutos fueron un plot twist tras otro y no sé qué pensar sobre nadie ni sobre nada. Me perturba la sonrisa malévola de Jane en la última escena y me confunde cuál será el futuro del resto de personajes. Deberemos esperar hasta el otoño para conocer las respuestas a todos nuestros interrogantes. Hasta entonces, como os invitaba antes, podéis comentarnos vuestras impresiones ahí abajo. ¡Hasta pronto!



Doralicia (@Doralais)

Hagamos como si la séptima temporada de Once Upon a Time nunca hubiera existido

$
0
0
Mi reina sonriendo, qué más podemos pedir.
Han sido siete temporadas de cuentos, magia, fantasía y muchos errores tras los cuales Once Upon a Time ha llegado a su fin. Si bien la serie ha ido mostrando todos sus defectos y carencias en los últimos años, con esta séptima temporada se han coronado en absurdeces y tramas insulsas que han dejado a muchos de sus personajes por los suelos sin darles el final que podrían merecer, aunque han querido cerrar círculos haciendo referencia a muchos instantes míticos del pasado. ¡Spoilers del final de la serie!

Ya con el final de la sexta temporada os conté cómo habían matado a la serie dándole una nueva temporada, y todo ello se confirmó con el comienzo de la temporada 7, en la que pudimos encontrar muchas caras nuevas y en la que dejamos de ver a todos los personajes que habían hecho la serie especial y que nos habían mantenido ahí a pesar de las adversidades. También nos encontramos, como es costumbre en la serie, con las mismas ideas de siempre a las que tan sólo les habían dado una vuelta de rosca para colárnoslas como diferentes. Todas esas caras nuevas querían prometer una historia apasionante que contar pero, siendo sinceros, nadie, excepto quizás los guionistas, teníamos esperanzas de que algo bueno fuera a salir de ahí, y eso es lo que pasó.

¿Qué es lo que ha estado mal y qué (poco) ha estado bien con Once Upon a Time esta temporada?

1. Demasiadas realidades paralelas y en ninguna han conseguido que pasen cosas lógicas.
La idea que plantearon los guionistas es que existen múltiples realidades paralelas en las que las historias son completamente diferentes, en las que existen alter egos de todos los personajes que ya conocíamos. De hecho, algunos personajes, como Hook, ya no han sido el original esta temporada, sino su "yo" de otro universo y eso, a mi ver, ha sido rizar demasiado el rizo. 
Los últimos capítulos han transcurrido en el Reino de los Deseos, donde los personajes han tenido que enfrentarse a sus iguales para conseguir su final feliz y también han decidido jugar con bucles temporales en los que, por ejemplo, Henry ha hablado con él mismo cuando se graduó del instituto. Un sintentido de idas y venidas entre reinos y épocas que a mí, personalmente, no ha hecho más que confundirme y dejarme sorprendida a partes iguales. La lógica, ya si eso, para otra serie.

2. Cuando el amor verdadero es soporífero para los espectadores.
Si por algo se ha caracterizado esta temporada ha sido por las vueltas que le han dado a la relación de Jacinda y Henry. Han mareado tanto la perdiz hasta poder reencontrar a estos dos true loves sin química que una servidora quería irse hasta Hyperion Heights a darles un par de mamporros. Ya os comenté en algún momento que la pareja que habían formado con estos dos no me gustaba. No sentía que hubiera ningún tipo de feeling entre los actores y poco sentido tenían sus escenas en las que Henry estaba empanado y ella era demasiado pava. Ojalá hubieran hecho un plot twist en la trama y Henry hubiera pasado de Jacinda y se hubiera ido con Ivy. Eso sí que hubiera sido una historia digna en Once Upon a Time, desmitificando el hecho de que el amor verdadero es eterno. A veces las cosas no son de cuento de hadas, guionistas, y la historia de Jacinda y Henry me ha parecido horriblemente aburrida. Siempre me quedaré con las ganas de conocer la historia de Henry y Violet, mil veces más interesante, aún sin saber nada de ella.

Qué pereza me dais.

3. El Hook de los deseos no ha sido tan horrible como esperaba.
Planteaba yo cuando acabó la sexta temporada la incongruencia que era que Hook siguiera en la serie sin Emma. Me sorprendí al encontrar explicación a principios de esta temporada, pero me sorprendí aún más con la historia que hilaron entre él, Gothel y la niña que nació de esa perturbadora pareja efímera: Alice. Alice, o Tilly, como se llamaba en Hyperion Heights, ha sido uno de los personajes que más me ha gustado de esta temporada, lleno de carisma y de locura, y el drama mágico de no poder acercarse el uno al otro que tenían ella y su padre me ha parecido hasta interesante y emotivo; probablemente, de lo mejor de la temporada y de lo poco que ha mantenido mi interés.
No obstante, tengo algunas quejas. En primer lugar, todo el tema del aquelarre de brujas para mí ha sido un sinsentido tras otro y, en segundo lugar, el romance entre Robin y Alice, sinceramente, me ha parecido un poco forzado. Aplaudo que Once Upon a Time haya representado al colectivo LGTBI con la relación de las dos chicas, pero no sé, no acaban nunca de exprimir todo lo que podrían los avances en esta materia que introducen.


4. Un solo sacrificio te exime de todas las cosas malas que hayas hecho en tu vida. 
Os habréis dado cuenta si habéis seguido mis críticas a lo largo de los años de que mi odio hacia Rumple va más allá de las palabras. Es un personaje que me ha causado rabia durante muchas temporadas y que finalmente ha acabado teniendo su final feliz cuando era el que menos se lo merecía. Su épica búsqueda de la muerte durante esta temporada para reencontrarse con Belle en el más allá ha culminado con su sacrificio por, nada más y nada menos que Hook. Sí, Rumple muere, que era lo que yo deseaba desde que empezó la temporada e incluso mucho antes, pero muere para recuperar su, aparentemente, única cosa buena en la vida (a los hijos que les parta un rayo), y reencontrarse con Belle en el cielo para ser felices y seguir contándole mentiras, cosa que los guionistas romantizan constantemente, como bien nos decía Isidro en su última entrada sobre la serie. Me parece una vergüenza.

Lo siento, pero esto no es amor verdadero, esto es un amor basado en mentiras. BASTA.

5. Vamos a traer de vuelta a los personajes de siempre, a ver si podemos salvar algo.
En las circunstancias en las que se encontraba la serie esta temporada, bien les ha caído la cancelación (llega a haber una octava temporada y de verdad que yo me bajo de la vida), pero no sin esfuerzos han querido salvar su serie hasta el final, trayendo de vuelta, a modo de despedida a muchos de los personajes que ya conocíamos y que nos habían ido abandonando por el camino. En los últimos episodios, personajes como Cruella, Ariel, Peter Pan, Robin Hood, e incluso Emma, Hook, Snow o Charming, han regresado a la acción para decir adiós a la serie. Ha estado bien volverles a ver las caras e incluso diría que los últimos capítulos me gustaron más sólo por el hecho de volver a verlos, pero también queda claro viendo esto que no se pararon a pensar demasiado en su regreso, sino que eran simples peones para que les cuadraran un par de cosas que se les ocurrieron una tarde tomando el café.
Pero si ha habido un regreso que me ha gustado y que, en general, ha tenido más lógica esta temporada, ha sido el de Zelena. Cuando acabó la sexta temporada y dijeron que Rebecca Mader no iba a volver a la serie, a mí se me rompió un poquito el corazón. No es que lo hayan arreglado del todo, pero sí que me ha satisfecho poder ver cómo acababa con una buena relación con su hermana y como desarrollaba su papel de madre y tenía su final feliz un poco más justo que la temporada pasada.



6. El altar que le tendrían que estar construyendo a Lana Parrilla.
No podemos terminar esta entrada sin hacer una mención especial a Lana Parrilla, esa actriz que ha cargado sobre sus hombros una serie entera durante casi siete temporadas, una actriz que nos ha emocionado durante todos estos años y que se ha ganado nuestro amor incondicional. Regina Mills, Roni o la Evil Queen no hubieran sido en absoluto lo mismo si ella no hubiera sido quien las interpretara, la evolución de sus personajes no hubiera sido tan maravillosa si otra actriz hubiera estado en su lugar. Pero aunque Lana Parrilla haya hecho todos sus esfuerzos en que su personaje continuara siendo maravilloso, los guionistas no se lo han puesto fácil. De hecho, han puesto todas las trabas que han podido para que Regina pudiera ser feliz: desde matar a Robin Hood, que es algo que jamás les perdonaré, hasta ponerle en contra a su propio hijo, o despojarla de cada una de las cosas que podrían haberle sacado una sonrisa. ¿Me explicáis la relación random con Facilier en esta temporada? No la entendí.
Sí que he de decir que Lana Parrilla ha estado acompañada esta temporada por Adelaide Kane, quien ha interpretado de manera magistral a otro de los grandes personajes de esta temporada: Drizella/Ivy y que ha conseguido ser un apoyo importante en los tiempos tan malos que ha vivido Once Upon a Time este año. No obstante, como no podíamos esperar más de los guionistas, el personaje de Kane ha partido demasiado pronto y sin que su final fuera nada épico, desperdiciando, como siempre, el potencial de las cosas buenas que crean en la serie.

Aquí casi me morí yo también.
7. Un final de felicidad y arcoíris.
Todos han tenido un final feliz, que era lo que podíamos esperar de Once Upon a Time. La unión de los Reinos ha sido tan de cuento y tan cursi que no sé ni qué opinar. No sabía qué final exacto esperar para la serie, pero quizás esperaba un poco más de madurez, un final un poco más adulto, más realista, que no fuera todo alegría y sonrisas. El discurso final de Regina, eso sí, ha contenido el mensaje que la serie se ha esforzado por mantener vivo durante sus siete temporadas: la importancia de la esperanza y de las segundas oportunidades, y en ese sentido sí que han conseguido ser un poco emotivos y capturarme un poco. A veces Once Upon a Time también consigue enseñarnos cosas aunque se convirtiera en un desastre.

En definitiva, esta temporada de Once Upon a Time, aunque ha tenido algún que otro detalle simpático, ha sobrado. Literalmente. El final de la temporada pasada hubiera sido un buen cierre para la serie y en mi mente haré como que esta séptima temporada jamás existió, y que todo acabó en esa cena que hicieron en el Granny's al final de la sexta temporada. No sé qué pensaréis vosotros al respecto, pero si os apetece comentarlo conmigo, la sección de comentarios está a vuestra disposición como siempre. Ha sido un placer poder quejarme de los defectos de la serie, alegrarme cuando hacían cosas buenas y que me contarais lo que os habían parecido los capítulos en el blog. Quedémonos con las cosas positivas que ha tenido Once Upon a Time, que aunque siempre veamos los fallos, también nos ha dado algunos buenos momentos.


Doralicia (@Doralais)

13 Reasons Why consigue una irregular segunda temporada

$
0
0
¡Hola, amigos! Hacía MUCHO tiempo que no escribía debido a diferentes problemas personales y porque la universidad y el trabajo ha absorbido lo que viene siendo toda mi vida, pero por fin, y después de muchas semanas de lloros, agobios y demás, me ha dado tiempo a verme la polémica segunda temporada de 13 Reasons Why, la serie que triunfa dentro y fuera de internet. Aquí os traigo mi opinión sobre esta segunda tanda de episodios, que ha superado mis expectativas, pero sigo pensando que deberían dejarse de tonterías y dejar la serie donde está. ¡Comenzamos!

Cómo sabéis, 13 Reasons Why se convirtió en la serie más popular del año pasado, consiguiendo millones de fans y viciando a los más seriefilos a sus capítulos. Cuando surgió la noticia de su renovación hace casi un año, hablé sobre por qué la renovación de 13 Reasons Why me parecía un gran error, haciendo hincapié en el hecho de que ya se había contado la historia de Hannah Baker y que, por lo tanto, no era necesario una nueva temporada. Y tengo que decir que me arrepiento un poco de las palabras que dije en su momento.

La primera temporada de 13 Reasons Why estaba cerrada, era innecesaria en mi opinión una segunda temporada. De hecho, a día de hoy sigo pensando que esta nueva tanda de episodios era del todo innecesaria, y solo estaba hecha para seguir ganando dinero a costa de una historia que engancha al público. Y sí, seguramente esa fue la razón por la que se renovó, pero también hay que admitir una cosa: los fans de la primera temporada nos hemos GO-ZA-DO esta segunda como hacía mucho que no nos viciábamos a una serie.

La primera temporada tuvo sus más y sus menos, y esta nueva tanda no iba a ser menos. Hay muchos errores que no han sabido subsanarse, pero algo que no podemos dudar es que nos ha enganchado A TODOS. Nos hemos viciado a esta segunda temporada como nunca pensábamos que nos pasaría. Los fans que vimos la primera temporada podemos estar contentos de que nos hayan dado mucho más drama, más intensidad, más ganas de matar a Bryce y Monty y más ganas de saber lo que les ocurrió a los personajes. Han seguido la misma linea que los primeros episodios, y por eso la serie está triunfando. No se han arriesgado a tirar por otros camino (decisión completamente comprensible), y por eso nos hemos enganchado. Nos han dado lo que pedíamos: SALSEO.

Gracias a esta temporada hemos conocido la cara B (por así decirlo) de lo que le sucedió a Hannah, a través de los testimonios de las personas que se encuentran en las cintas de la chica. Eso ha llevado a revelaciones impactantes (la historia de amor de Zach y Hannah AH), pero también a grandes decepciones (la historia que Hannah no cuenta sobre sí misma). Es de agradecer que los guionistas se dignen a contar más acerca de esos otros personajes, como pueden ser Ryan, Courtney o Tyler, a los que casi no pudimos oír en la primera temporada.

Pero vamos a ir a lo que de verdad nos interesa en esta nueva temporada, lo que ha revolucionado a toda la humanidad, lo que seguro que ha desencadenado la moción de censura de Rajoy: la revelación de la historia de amor entre Zach y Hannah. Mira, a mí me han enamorado. Me han encantado. Clay y Hannah, para mi gusto, han quedado muy atrás. Seguramente, el capítulo en el que este hecho se destapa sea el mejor de la temporada. ¿Por qué? Porque en medio de tanto drama, intensidad, malas personas y peores decisiones, la historia de esta pareja fue un alivio. Una relación pura, buena, en la que los dos se querían y, sobre todo, que hacia a Hannah Baker feliz. Ay, como hubiesen cambiado las cosas si Zach hubiese tenido dos huevos. Por todo eso, esta pareja ha sido lo mejor que le ha pasado a 13 Reasons Why.

Gracias a esta temporada también hemos podido ver evolucionar a muchos de los personajes que nos faltaron por conocer en la anterior, entre ellos el ya nombrado Zach, para mí, la gran revelación de esta temporada; Tyler, cuyo arco esta temporada ha sido de los más interesantes y el que, seguramente, más nos va a interesar en las próximas temporadas (pero que se deje crecer el pelo, por favor), Sheri, que ha conseguido una evolución impresionante y que se ha convertido en un pilar clave en el trío con Clay y Justin. Pero, ahora en serio, hay que mencionar al personaje que se ha llevado todos los planos en estos capítulos, el personaje que más nos ha hecho sentir, llorar y pasarlo mal: Jessica.

Como bien dije en su momento, el personaje de Jessica fue el mejor desde el principio, y ahora me vuelvo a reafirmar. Jess es la que saca esta serie adelante. Su trama es la más compleja, al igual que su personaje. Ella es la que mueve esta serie y todos hemos seguido su trama con Alex, Bryce o su familia al dedillo esta temporada. Te queremos, Jessica Davis. We support you.

Por último, solo me queda destacar a las nuevas incorporaciones de la serie, en especial la de Anne Winters como la novia de Bryce, Chloe, que ha sido uno de los personajes clave esta temporada, siendo la Regina George (si no sabes de quién estoy hablando, por favor, abandona este lugar) de Liberty High. Además, tenemos a Cyrus, que se convierte en el punto de apoyo de Tyler en estos capítulos y  se convierte en uno de los personajes revelación esta temporada.

A pesar de los grandes puntos positivos que ha tenido esta segunda temporada, sigo manteniendo lo que dije el año pasado: la serie, con el final de su primera temporada, estaba perfecta. No hacía falta en ningún momento alargar una trama ya de por sí cerrada. Eso ha hecho que esta segunda, a pesar de haber sido MUY entretenida, da la sensación de haber sido alargada aposta, sin ningún motivo dramático, y eso es lo que le falla: no se puede sacar de donde no hay. Lo han hecho bien, pero me quedo con esa sensación.

Este problema ha desencadenado algunas consecuencias palpables en estos capítulos: agujeros de guion indefendibles (que Justin no supiese nada del club o toda la historia escondida de Hannah Baker, por favor, guionistas, que no somos tontos, coño); una trama que muchas veces no se sostiene por si sola, etc. Sí, esta temporada ha tenido grandes aciertos, pero sigue fallando en lo más importante: la historia.

También hay que hablar de un hecho que me ha provocado mucho dolor en mi corazoncito: la evolución de Tony. Fue el personaje revelación de la primera temporada de capítulos y en esta se ha convertido en un mero personaje secundario con una trama completamente IRRELEVANTE. A mí no me ha interesado nada Tony, ni su relación de amor ni nada. La temporada podría haber ido de la misma manera si no hubiera estado él.


No quiero seguir hablando de esta renovación innecesaria, porque me podría tirar horas y horas hablando sobre lo mal que lo han hecho renovando una serie acabada, así que vamos a hablar de otro punto negativo: el final. Volvemos a lo mismo: un final abierto con el objetivo de hacer una tercera temporada en la que hay MENOS QUE CONTAR que esta última. Ellos verán como lo resuelven, pero no creo que sea necesario hacer más temporadas de una serie cuya trama principal (la de Hannah Baker) ha concluido.

Conclusión: 13 Reasons Why consigue una segunda temporada llena de puntos positivos, incorporaciones satisfactorias y evoluciones destacables, pero sigue fallando en el punto más principal de todo: la historia, una historia inacabada y llena de agujeros de guion con el objetivo de hacer pasta (y no de la italiana).

Esto ha sido todo por hoy. Espero volver a traeros nuevas reviews y artículos sobre las series que estoy viendo muy pronto, porque yo no me puedo callar y necesito comentar la segunda temporada de Westworld cuanto antes (Dolores aburre, sorry). Así que nos vemos pronto, pero antes..¿qué os ha parecido la segunda temporada de 13 Reasons Why? ¿qué cambiaríais vosotros? ¿también pensáis que Sheri está más guapa ahora con el pelo liso que en la temporada pasada? ¡Comentad vuestras opiniones!



Mucho ruido y pocas nueces en la tercera temporada de Vis a Vis

$
0
0

Una persona que no conociera Vis a Vis podría pensar que es la "Orange is the New Black española", pero lo cierto es que la serie de Daniel Écija y Álex Pina ha demostrado ser mucho más. Ha demostrado ser una serie con personalidad propia, con un reparto lleno de actrices con talento y tramas a la altura donde no faltan sus buenas dosis de crítica social. Porque Vis a Vis es una serie que, en efecto, ha hecho muchas cosas bien... y por eso me duele constatar que la tercera temporada, que iba a ser un desafío en muchos sentidos, ha terminado siendo fallida.

¡Spoilers de los ocho episodios!


Cuando digo que la tercera temporada de Vis a Vis ha sido "fallida" no quiero decir que haya sido mala. Sería bastante atrevido hacer esa simplificación de una temporada entera. Lo que me lleva a tacharla de "fallida" es que, a mi parecer, no ha superado esos grandes retos que se le echaban encima, que eran fundamentalmente dos: 1) superar la marcha de Maggie Civantos y su personaje, Maca, y 2) introducirnos de forma satisfactoria en una cárcel nueva llena de personajes por descubrir.

Tampoco diré que Maca sea, como muchos fans han afirmado, el "alma" de Vis a Vis, pero lo cierto es que los episodios que mejor han funcionado han sido en los que ella estaba presente; es decir, los dos primeros. Su ausencia ha pesado, y mucho. Tal vez no hubiera pesado tanto si hubieran dado tramas lo suficientemente jugosas a los demás personajes, pero el transcurso de la historia esta temporada se ha sentido precipitado. Ha habido mucha intensidad, muchos fuegos artificiales, pero se han sentido desganados por no cocer bien algunas tramas a fuego lento, que era lo que hacía falta.

La introducción de Mercedes y de las chinas no ha terminado de ser tan explosiva como prometía. Las actrices defendían bien sus papeles, pero la historia no daba para más. Esa política sufridora destinada a cubrir el hueco de Maca, motivada únicamente por el amor a su hija, resultaba demasiado arquetípica; plana, sin matices. Las chinas, más de lo mismo. ¿Cómo emocionarnos con ese episodio final lleno de tiros si ni siquiera sabíamos el motivo de su rivalidad con su hermano? Todo se sentía, como comentaba, precipitado. Y del bollo drama entre Rizos y la policía, ni hablamos. Cinco segundos de romance a presión marcados por la tragedia llevada a la exageración y culminando, como no podía ser de otra manera, con una lesbiana muerta. 


Entiendo que en ocho episodios no se podía hacer más. Y dado el poco tiempo disponible, el equipo creativo ha salvado los muebles bastante bien. La temporada ha sido entretenida, no ha habido tiempo para aburrirse (nunca lo hay en Vis a Vis), pero quizá habría sido más efectivo hacer menos tiroteos, explosiones y locuras, y ser un poco más sutiles. Darnos a conocer mejor a los nuevos personajes, sus conflictos, sus motivaciones. Hilar mejor las tramas, que se han sentido un tanto a pegotes. Los tumbos que han dado con Sole y su marido, Rizos y su "un clavo saca otro clavo", la cansina vuelta a los infiernos de Tere, definida únicamente como personaje por ser yonqui...

También podríamos hablar de los momentazos. De ver a Saray vengándose de su violador, de las gallinas-bomba, de cualquier escena de Zulema... pero, en general, siento que esta temporada de Vis a Vis me ha pasado más por encima. Muchas cosas intensitas, pero superficiales. Acciones de los personajes que no me he terminado de creer –la fuga idiota de Rizos (cuya personalidad happy-flower se ha llevado tan al extremo que parece una parodia de sí misma), la traición de Saray a Zulema–. Y es por todos estos motivos, sintiéndolo mucho, por los que considero a la temporada fallida. 

¿Vis a Vis tiene más cosas que contar? La cuarta temporada, que contará con el regreso de Maggie Civantos, tiene que volver a demostrar que es relevante. Que puede volver a crear finales tan geniales y explosivos como los de la primera y segunda temporada, en lugar de ese refrito de ideas precipitado que ha sido el de la tercera. Porque en el equipo de Vis a Vis hay talento, esa es una certeza. Solo hace falta que estructuren mucho mejor la temporada.

Hasta la próxima, bichico <3

PD: Sigo sin saber qué pensar de la última escena entre Saray y Zulema, y mucho menos de cómo la resolverán... pero la verdad es que lo moló todo, las cosas como son.


Isidro López (@Drolope)

Por qué Dynasty es la serie que todos (en serio, todos) deberíais ver

$
0
0
Hace 37 añitos, la ABC emitía el piloto de una soap opera llamada Dinastía, uno de esos culebrones que solían enganchar a amas de casa aburridas de su vida cotidiana y a hombres de dudosa sexualidad. Las peleas de gatas en la piscina entre Alexis y Krystle o las más que cantosas transformaciones faciales de la mayoría de los personajes eran y serán iconos de la televisión estadounidense. Varias décadas después, The CW cumple con las expectativas y nos trae una serie que supera holgadamente a la ya estrenada en los años 80: Dynasty.



CATFIGHT
sustantivo
catfight is an angry fight or quarrel, especially between women.
(vamos, una pelea muy loca entre dos mujeres)

Estos ricos necesitaban un estilista
Los más jóvenes que estén leyendo esto pensarán que las llamadas catfight nacieron de guerras absurdas, como la de Taylor Swift y Katy Perry, o de guerras inexistente, como la de Jennifer Aniston y Angelina Jolie. Para nada. Ya hace muchos años, había grandes enemistades femeninas en Hollywood. Una de las más famosas, gracias a la serie de televisión, es la rivalidad entre Joan Crawford y Bette Davis (seguimos esperando la segunda temporada, Ryan). Pero si hay una rivalidad en la televisión que ha marcado un antes y un después en la historia de la humanidad, esa es la de los personajes de Alexis Colby y Krystle Carrington, las dos protagonistas de la serie de los ochenta, Dinastía. Ambas protagonizaron varias de las peleas más violentas de la televisión. Incluso se llegó a rumorear que las dos actrices (Joan Collins y Linda Evans) no se soportaban. Casi 40 años después, podemos decir que las catfights han vuelto.

Dynasty fue una de las grandes apuestas de The CW tras los finales de varias de sus series insignia. Ya en el trailer nos prometía tacones altos, tirones de pelo, latinos, homosexuales y revelaciones inesperadas, pero en ningún caso podíamos pensar que este remake de la serie original iba a llegar tan alto. Pero sí, amigos, lo ha conseguido: ha igualado a la original

Puede ser que la original tuviera mucha más personalidad (y muchísimas más hombreras) que esta nueva versión, pero si hay alguien que sí tiene personalidad es la nueva Fallon Carrington, interpretada por la bellísima Elizabeth Gillies. En la original, el personaje de Fallon, interpretado por Pamela Sue Martin, no brillaba en un cast repleto de actrices fascinantes y personajes loquísimos. Gillies le da un toque gamberro, rebelde y atrevido al personaje de Fallon, como si fuese la hermana mayor de Rachel McAdams en Chicas Malas, pero mucho más pija y mucho más rica.

Estos visten mejor
Pero bueno, vamos a hablar de la más que novedosa Sammy Jo. Si en la versión original era una chica rubia, con unos estilismos sacados de una película de Viernes 13, de ojos azules, y más americana que Donald Trump, en esta nueva versión es un chico latino, más gamberro que Avril Lavigne en la etapa de Complicated y encima gay. ¿Cómo te quedas? Yo muerto (mira, como Avril). Y no solo ha salido bien, si no que ha sido todo un acierto. Una renovación era lo que le hacía falta a ese personaje, y dada la relación que mantenía la Sammy Jo de la serie original con el personaje de Steven (uno de los primeros personajes homosexuales de la televisión estadounidense), cuadra mucho más que Sam sea un hombre. Y, vaya, menudo hombre. Gracias a la aparición de Sam, también podemos decir que el personaje de Steven Carrington (hermano de Fallon) se ha asentado y tomado una personalidad mucho más fija y menos variable que la de su predecesor. Un minipunto para ti, Dynasty del año 2017.

Venga, que continuamos para bingo. La nueva Dynasty es mucho más diversa y social que la original. No solo tiene a varios personajes LGTB entre sus protagonistas, si no que además ha conseguido algo que la original nuca se hubiera atrevido a realizar: poner afroamericanos a realizar papeles de buenos y millonarios. Como si fuese uno de esos juegos típicos de ¿Donde está Wally?, era muy complicado encontrar en la original un personaje que no fuese blanco y rubio. Ese era el gran error de la Dinastía original: no había diversidad. Era una serie de blancos hecha para blancos. Pero eso ya no es así. Hablamos de Jeff Colby y su familia, que se han convertido en los afroamericanos más ricos de la televisión. 

¡Y qué lo digas!
Sin embargo, el punto fuerte de esta serie no son el hecho de que sea LGTB. No son las tramas, ni tampoco el cambio de reparto tan radical: son las mujeres. Estas mujeres no son debiles y sin aspiraciones mayores que lamerle el culo a un señor (o varios señores) mayor con mucho dinero. Son mujeres trabajadoras, que se saben sacar las castañas del fuego sin ningún chico guapo esté detrás de ellas. Fallon, Cristal (la nueva Krystle) y Alexis llevan todo el peso de la serie sobre sus hombros. Sus decisiones, personalidades, vestidos y peleas son lo que dan vida a la serie. En la serie original, la mayoría de los personajes femeninos estaban a merced de Blake Carrington, no tenían trabajo y solo vivían para el drama. En esta versión, sí, siguen viviendo para el drama, pero son muchísimo más independientes del hombre, son unas ganadoras y son las protagonistas absolutas de la serie. Bravo por ellas.

Y claro, no podía faltar en la serie nuestra gran amiga Alexis, ex mujer de Blake y enemiga de Cristal. Si la Joan Collins del pasado ya era toda una reina del drama y una actriz de los pies a la cabeza, Nicollette Sheridan, llena de botox y labios hinchados, no se queda atrás. Su llegada marca un punto de inflexión en la serie y consigue que la ames y la odies a partes iguales. Además, es el contrapunto perfecto con el personaje de Cristal. Su maldad y ganas de venganza rivalizan con la bondad y la candidez que desprende el personaje interpretado por Nathalie Kelley, una Krystle mucho más latina que su antecesora y con mucha más sangre en las venas.

"Hello guys! Can we do acroyoga?!"
Y coño, esta nueva serie te la crees. La antigua serie incluía muchas tramas incoherentes y que se alejaban por completo de la realidad (envenenamientos, ataques terroristas en bodas, transformaciones faciales a causa de accidentes, secuestros e hijos perdidos que vuelven con sed de venganza). Vale, sí, la nueva tiene muchas de esas cosas, pero incluye las tramas de una manera que tenga sentido y que nunca te canses de ver a una panda de ricos sufrir.

Por supuesto, los catfights son imprescindibles en esta serie. Si lo que os apetece es una buena ración de pijas tirándose de los pelos en piscinas, destrozando apartamentos y pegando tiros por todas partes, esta es vuestra serie. Aunque si lo que buscáis es una serie con grandes revelaciones, que os deje con la boca abierta y que no podáis despegaros de la pantalla hasta que os devoréis la temporada, esta también es vuestra serie. 

Lo que está claro es que la nueva Dynasty no va a dejar indiferente a nadie. Es una serie que puedes ver con tus amigos, con tu familia o con el vecino de al lado si te apetece y te vas a mear en los pantalones de la risa. La vas a disfrutar como un niño pequeño, y te apuesto lo que quieras a que no vas a poder dejar de verla hasta que no te tragues la primera temporada. ¿Te lo vas a perder? Alexis Carrington no se lo perdería.
















Pose: the category is pride

$
0
0


Ryan Murphy ha hecho lo que hasta la fecha parecía imposible: superarse a sí mismo de nuevo. El creador de maravillas como American Horror Story o American Crime Story nos trae esta temporada una serie aún más política e imprescindible. Protagonizada en su mayoría por mujeres trans, Pose nos muestra un Nueva York de los años 80s lleno de purpurina, solidaridad y talento

(Sin spoilers)


La serie comienza con la fundación de la casa Evangelista por parte de Blanca (MJ Rodriguez), en la que acogerá a jóvenes LGTB rechazados por la sociedad y sin ningún otro sitio donde ir. Esta mujer los tratará como a sus propios hijos, haciéndolos sentir parte de una familia donde son queridos y apoyados e intentando cambiar el mundo a mejor cada día para que ellos no tengan que sufrir las mismas opresiones que ella. El personaje de Blanca demuestra una solidaridad clave para la representación humana y justa que se le ha negado una y otra vez al colectivo. 

Esta serie nos dá la oportunidad de conocer una historia ignorada, alternativa, alejada de la historia dominante. La historia de los oprimidos de los oprimidos. ¿Cuántas veces hemos visto películas o series ambientadas en los años 80s para que nunca nos hablen del mundo de los balls, de la cultura LGTB? Fiestas con música, vestidos impresionantes, premios, pero sobre todo comunidad. Sobre todo encajar y ser una misma en un submundo invisible para el resto. 


También encontramos un pedazo de sociedad dominante de la mano de Stan Bowes (Evan Peters), un producto del American dream, representante de la sociedad capitalista que solo abre sus puertas a los hombres blancos heterosexuales. La sociedad de los nuevos ricos, llena de lujos pero sin ningún tipo de humanidad ni corazón, totalmente contraria a la comunidad que forman las mujeres trans obreras protaginistas. Stan se siente deslumbrado al conocer a Angel Evangelista (Indya Moore), una mujer que ni puede ni quiere entrar en el unico mundo que él conoce.

Tengo que admitir que el hecho de que la serie se centre tanto en las enfermedades de transmisión sexual podría hacer caer a la serie en ciertos estereotipos tan utilizados en Hollywood a la hora de representar a las mujeres trans. Sin embargo, el contexto de la serie excusa dicho enfasis, todas sabemos que los años 80s no fueron un periodo nada fácil para la comunidad LGTB (cómo si alguno lo hubiera sido) y Pose no solo nos muestra esas dificultades, sino que también muestra la lucha y supervivencia.

También quiero destacar la importancia de tener a mujeres trans interpretadas por mujeres trans, haciendo posible una visibilidad realista y compleja, y también dando voz y trabajo a una comunidad devastada por el desempleo. Además, como si no fuera suficiente, se ha declarado que todos los beneficios de la serie serán donados a organizaciones LGTB. 

Así que, ¿a qué esperáis para engancharos a esta maravilla?







Victoria (@_TheEastWind)

Análisis De La Segunda Temporada De Westworld Parte I: "Is This Now?"

$
0
0
La segunda temporada de Westworld ha terminado y nos ha vuelto a dejar con el culo torcido, como de costumbre. Sin embargo, esta nueva tanda de diez episodios ha suscitado bastante movimiento entre sus espectadores al preguntarse si realmente lo que estaban viendo era bueno o una idea de olla que no tendría ningún tipo de solución ante los diferentes giros de guion planteados ni dirección a la que dirigirse. Sí que es cierto que la segunda temporada dista mucho de su primera, pues es completamente diferente, pero nos ha permitido profundizar en los personajes y sus relaciones, conocer sus motivaciones y darle voz a algunos que ya conocíamos, pero de los que poco sabíamos.

Antes de comenzar, me gustaría decir que este análisis sobre los diferentes aspectos de esta segunda temporada se ha divido en tres partes para facilitar su lectura. En esta primera parte hablaremos sobre Dolores, Maeve y Bernard; la segunda tratará sobre el Man In Black, la familia Delos y algunos personajes secundarios que han tenido mayor peso; y terminaremos con la tercera parte, versada en los conceptos que se han tratado y algunos temas sobre los que reflexiona la serie de HBO.

Dolores


No voy a negar que, cuando veo
este gif, siento cosas
Dolores Abernathy se erigió en la primera temporada como un personaje de lo más interesante, despertando del letargo de su propio código para encontrar así el Laberinto (The Maze), es decir, supropia voz, su consciencia. Además, en el final de la primera temporada, vimos cómo Dolores iba dejando poco a poco más espacio a Wyatt, el gran villano de la historia, y hacía de las suyas, como matar a Robert Ford en plena fiesta–esto es lo que yo llamo morirse montando un espectáculo–. En esta segunda temporada, podríamos decir que Dolores es una villana a los ojos del resto, una mujer que busca venganza por todo lo que le han hecho sufrir durante décadas de vejaciones diarias y que quiere conquistar el mundo de los anfitriones, es decir, el nuestro. Dolores desea jugar en otra liga, en una donde las posibilidades sean más grandes, más ambiciosas e infinitas. Quiere vivir su propia vida, y si se puede llevar algunas por el camino, no va a decir que no. Creo que el propósito de Dolores es comprensible y muy válido. Sin embargo, la forma en la que se ha llevado la trama ha sido a veces un poco cansina. Dolores matando sin ton ni son, cambiando la personalidad de Teddy para que sea más duro, menos misericordioso y se convierta, simplemente, en un soldado más o, mejor dicho, en el UltimatePerrito Faldero; que no haya ni posibilidad de cuestionarla porque eso significaría una bala en la cabeza… Ha dado la sensación de que era todo el rato lo mismo, que no había mucha evolución hasta justo el final de temporada. A pesar de que Dolores y su propia lucha me gustan, para mí ha sido la trama más aburrida de esta segunda temporada. Como decía antes, Dolores/Wyatt es un villano ante los ojos del resto, pero ante los suyos es la heroína de su propia historia. Sin embargo, esta heroína peca de ser más una dictadora que otra cosa. Como le decía Bernard a Dolores al estar en la Fragua, la gente que cruza la Puerta lo hace porque ha tomado una decisión, es suya y de nadie más. A Dolores esto le repatea muchísimo porque, en el fondo, quiere hacer ver al resto de sus colegas huéspedes que su opción es la mejor, la más válida, pero no todo el mundo tiene las mismas motivaciones que ella. Parece que eso no lo termina de entender hasta la season finale, con ese gesto de depositar a Teddy en ese Edén virtual llamado The Valley Beyond (el Valle del Allende).

No estoy llorando para nada, ¿eh?
Teddy, por su parte, ha pasado de ser un pelele del que nos reíamos, porque es el Kenny de Westworld, a despertarse y darse cuenta de lo que quiere o no hacer, lo que ha implicado que su final sea un poco como el rosario de la Aurora. El viaje de Teddy en esta segunda temporada no es tan interesante como el resto, ni mucho menos, pero sí que ese interés radica más en su relación con Dolores, en cómo esta va cambiando y cómo, en cierta forma, toda la pureza que la rodeaba se termina destruyendo cuando Dolores “sacrifica” al antiguo Teddy para convertirlo en el Teddy 2.0. Una de las cosas que se ha podido comprobar a través del personaje de James Mardsen es que poco importa lo mucho que cambie tu código porque no cambiará quién eres en realidad. Ha dado igual cambiar a Teddy porque, al final, sus motivaciones, sus verdaderos deseos, han vuelto a florecer –su lado misericordioso, la duda ante las decisiones tomadas por Dolores, su desacuerdo con lo que ella hace–. Lo que sí estaba claro desde un principio es que Dolores y Teddy no están al mismo nivel de consciencia, ella está mucho más “despierta” que él. Además, el papel de Teddy y Dolores en Westworld siempre ha sido muy diferente: él, el mejor y más rápido pistolero del lugar, un héroe de guerra; ella, la hija del granjero, dulce y modosita. Dolores tiene muchos más motivos para querer esa venganza, para buscar su voz y seguirla sin mirar atrás. Teddy tenía un papel cómodo anteriormente; a lo mejor su “nueva voz” le podría resultar hasta poco placentera.

¡BOOM!
El gran plot-twist de esta temporada vino en la season finale, cuando descubrimos que Charlotte Hale no era realmente ella–o al menos durante una parte de la trama–, sino Dolores suplantando su cuerpo e identidad para poder salir del parque de una vez por todas. A Dolores no le gustó ni un pelo que Bernard la matase y luego la trajese de vuelta en otro cuerpo, pero finalmente se da cuenta de que ella, los anfitriones en general, a diferencia de los humanos, pueden cambiar completamente–en este caso, físicamente–, y que este cambio era fundamental para poder salir de allí sin ser descubierta. Esto último no lo tengo tan claro, y todo recae en una conversación que puede resultar inocente, pero que diría que tiene mucho más peso del que, en un primer momento, se le puede dar. La conversación entre Stubbs y Holores me parece fundamental: él sabe que Hale no es realmente Hale, aunque él no haya estado in situ en la revelación que se da en la Fragua. La teoría es que Stubbs es un anfitrión, otro robot que, como Bernard, forma parte del staff de Delos Destinations. Como él dice, le contrató Ford hace muchos años –¿cuántos años en concreto? Porque él puede pensar que fueron X, pero lleva desde casi el principio y, claro, no se vería tan joven en ese caso– y que su impulso principal, su papel asignado, es ser responsable de cada anfitrión dentro del parque. Queda la duda de si Stubbs es consciente de lo que es –si la teoría es correcta, que aquí no hay nada confirmado–, y, si lo es, ¿cómo sabe que Hale no es Hale? Los anfitriones tienen esa red que los comunica entre sí y que les permite acceder tanto a la ubicación donde se encuentran como a la información que poseen. Esa sería una explicación de cómo Stubbs sabría que Hale no es ella. Otra puede ser que hubiese encontrado el cuerpo de Charlotte en el sótano donde Holores (Hale + Dolores) la dejó. Sin duda alguna, esa conversación tiene mucha chicha aún por explotar y podría ser una de las cosas que se podrían explorar en la tercera temporada. Eso si volvemos al parque.

Maeve


Until the end of the line
El impulso principal de Maeve siempre ha sido su hija. Fue el motivo por el que, al final de la primera temporada, se bajó de aquel tren con destino a la libertad. La madame convertida en jedi–mandar órdenes con la mente y parar el movimiento de los anfitriones la podría postular como tal– no ha parado en su búsqueda por reunirse con su hija y, al menos, ponerla a salvo. Durante esta segunda temporada, las tramas han versado sobre las relaciones interpersonales y la de padres/madres e hijos es una de las relaciones humanas más potentes que se pueden establecer. Maeve ha movido cielo y tierra–incluso ha visitado otro de los parques– para encontrar a su pequeña, una niña que no la recordaba y que tenía una madre sustitutiva. Por lo menos, Maeve hace funcionar su “magia” y la niña va recordando poco a poco, aunque nunca sabemos su postura, ni qué es lo que quiere. Me ha faltado un poco ese feedback de la criatura, una respuesta verbal, aunque se puede ver en el momento del sacrificio de Maeve que la hija no quiere dejarla atrás a través de sus gestos, pero, ¿es realmente porque la considera su madre o por el simple deseo de que no quiere que alguien muera? Si Maeve volviese–espero que sí, por Dios bendito–, no sabría muy bien por dónde podrían ir los tiros con su trama. Volver al tema de la hija sería repetitivo; su hija tomando una mayor consciencia y yendo a por su “primera” o “legítima” madre podría estar bien, aunque lo ideal sería que Maeve o, mejor dicho, su “cerebro” esté en el bolso que Holores saca del parque. Pero, ¿es realmente lo que quiere Maeve? Ella querría estar fuera con su hija, no sola, aunque sabiendo que está a salvo de la “mano del hombre”, sus intereses podrían ir por otros derroteros.

Maeve ha llegado al nivel Dios
Como decía antes, sus “poderes” han evolucionado considerablemente. Mientras que en la primera temporada veíamos cómo Maeve iba tomando consciencia de sí misma e iba ganando privilegios de administrador, por así decirlo, en esta segunda temporada todo esto se ha disparado. Ahora puede dar órdenes sin voz a través de la red que comparten todos los anfitriones, lo cual fue bastante útil en aquella lucha que tuvieron con los samuráis en Shogun World, y también ha llegado a parar el movimiento de sus compañeros, como vimos en la season finale. Esto último tiene una clara mano ejecutora y es la de Robert Ford. Como hemos visto durante toda la serie, Arnold tenía una “creación” favorita, Dolores, lo cual no le gustaba un pelo a Robert porque, seguramente, pensaba que todos los anfitriones deberían estar en igualdad de condiciones, nada de favoritismos de por medio. Sin embargo, el propio Ford también pecó en tener una favorita, en este caso, Maeve, a quien creó basándose en su punto de vista y filosofía. Robert quería que ella despertase y darle alas para volar, seguir el pensamiento que llegó a tener Arnold sobre sus creaciones. El momento de la conversación entre creador y creación es potente, tierno, una confesión, y, junto con ese beso en la frente, toda una declaración de intenciones. Ford quiere que Maeve viva, siga con su lucha hasta el final, pues queda todavía mucha historia que contar.

Sin embargo, su lucha, bajo mi punto de vista, ha “terminado” demasiado pronto. No me creo que no volvamos a ver a Maeve nunca más. Felix y Sylvester, con esa mirada cargada de pesar y dolor lo dice todo: van a intentar traerla de vuelta. Maeve es especial y perder a alguien así sería una desgracia enorme. Al menos esta parte de la historia ha terminado como ella misma quería, con su hija a salvo en un mundo donde el ser humano, en un principio, no puede hacerle daño. La forma en la que vemos a Maeve en el suelo, muerta, pero con una sonrisa en los labios, lo dice todo: ha hecho lo que tenía que hacer, se ha sacrificado por su hija, como siempre lo había hecho en el interminable ciclo que fue su vida como granjera, y lo volvería a hacer al salir de él. Es un final agridulce, pero perfecto para lo que se quería contar: una madre hará cualquier cosa por sus hijos, hasta sacrificarse por ellos.

Akane, menuda reina ella
En este viaje de Maeve la hemos visto, junto a toda su tropa, ir de un parque a otro, lo cual nos ha permitido conocer Shogun World, cosa que ya introdujeron los guionistas sutilmente al final de la primera temporada. Para algunos, toda esta parte de la trama ha sido soporífera, aburrida y sin mucho sentido. Personalmente me ha gustado. Ves que da igual en dónde estés, el núcleo de ciertas relaciones personales no cambia ni por el idioma ni por la cultura. Además, ves que por dinero se pueden plagiar las historias, sobre todo si no hay tiempo suficiente para pensarlas y desarrollarlas, como nos enseñan a través de Lee Sizemore, el guionista del parque que los acompaña. Ha sido gracioso ver a los doppelgängers y cómo la versión japonesa de Armistice se quedaba con ellos, lo cual ha sido una gran incorporación al grupo como luchadora. También me pareció maravillosa la batalla ante el Shogun con Maeveproclamándose una vez más reina y diosa –diría que no ha dejado de serlo en ningún momento, ni siquiera cuando la tienen postrada en una camilla mirando su código–. Como introducción de este nuevo parque no ha estado mal, pero sí que resultaría un poco decepcionante no explorarlo un poco más. El tema de los samuráis, el honor, la época Edo de Japón, las diferencias con Westworld, pueden ser muy atractivas, pero todo depende de por dónde pueden ir las tramas en la tercera temporada de la serie. Por lo que parece, vamos a abandonar los parques para seguir a los anfitriones que han salido al mundo exterior, al nuestro. Pero se podría ir alternando esa trama con otra con los parques. Todavía quedan otros tres por descubrir al menos su temática, cosa que me pica mucho la curiosidad. Sería una pena no revelarlos, a pesar de que no sea muy relevante.

Bernard


Bernard lo está pasando MAL, el pobre
Ay, Bernie, Bernie. No voy negar que tengo una debilidad por él y que me duele verle más confuso que un Pokémon durante toda la temporada. En la primera temporada, Ford le enseñó a Bernard que realmente no está “vivo” al nivel de un ser humano, sino que se trataba de un anfitrión hecho a imagen y semejanza de Arnold, el socio de Robert. Ahí es cuando Bernard ya necesitaba un momento para procesar todo aquello, pero vino la fiesta de los inversores, Dolores/Wyatt liándola parda y el pobre no pudo encajar bien todas esas piezas. Unas piezas, además, que han estado totalmente desorganizadas sobre el tablero durante esta temporada y que, poco a poco, hemos podido ir dando forma al puzzledel que formaban parte. Hemos podido ver el origen de Westworld como tal, a un Arnold enseñándole su casa a Dolores y quedándose todavía más fascinado por ella y, luego, hemos sido testigos de cómo ésta ha hecho algo por Bernard: le ha contado su origen. Este no fue creado realmente por Robert Ford, sino por Dolores y la cantidad ingente de recuerdos que guardaba de Arnold. Sin embargo, Dolores, siendo bastante lista, opta por no llamar a esta nueva creación “Arnold”, sino Bernard, porque nunca será tan fiel al original y este ha muerto–sería raro que todo el mundo supiese que Arnold ha muerto y de repente vuelva, ¿no?–. Así que de esta manera “nace” Bernard, gracias al ojito derecho de Arnold, lo cual me parece todo bastante poético, bonito y se cierra una especie de círculo. Conocer su origen, ir descubriendo poco a poco todo lo que ha hecho sin ser “consciente” de ello y su búsqueda de la Fragua ha propiciado algo que era esperable: el hallazgo de su propia voz. Podríamos decir que ese es el último paso en el despertar que todo anfitrión experimenta y Bernard no iba a ser menos. Después de cómo le ha tratado Ford, como un pelele al que llamaba “amigo”, al que ha utilizado para matar y secuestrar a empleados y luego borrarle la memoria para “no hacerle sufrir”, Bernard merecía encontrar su propia consciencia, esa misma que le dice, después de la muerte de Elsie, cómo traer a Dolores de vuelta, pero no en su cuerpo, cómo salir del parque sin ser detectado, etc. Yno es de extrañar que sea Robert Ford quien encarne a su propia voz. Él ha sido quien le ha indicado en todo momento lo que tenía que hacer y también lo hizo en esta temporada al introducirse como un fragmento de código en Bernard, hasta que este decidió que ya estaba harto de su presencia. Ford es una especie de refugio, una manta caliente donde cobijarse, igual que el “yo” puede tornarse en un lugar cómodo y placentero donde encontrarse cuando el mundo exterior es demasiado bullicioso. La consciencia de Bernard ha llegado justo al final de la temporada, por lo que espero de veras que vayamos viendo en la siguiente cómo va a lidiar con ello, cómo se va a enfrentar a la lucha que tiene por delante con esta nueva “herramienta” que posee.

Bernie está hasta los cojones
Al final de la temporada, como decía, comienza una lucha, la de Dolores contra Bernard, dos polos opuestos que tienen dos relaciones muy diferentes con el ser humano. Mientras que Dolores desprecia a los humanos por todos los años de maltrato que ha sufrido, al ver que la existencia de los anfitriones es sólo un paso en su búsqueda de la inmortalidad y que sus vidas pueden resultar bastante patéticas, Bernard sigue viendo su belleza, confía en ellos, en que no van a traicionar a su especie y en que ambas pueden convivir perfectamente –él lo ha hecho en cierta forma cuando se consideraba un humano y no conocía su verdadera naturaleza–. Esta postura se debe a que las interacciones que Bernard ha tenido con humanos han sido muy buenas: no le han maltratado, pegado, violado y un largo etcétera como les suele pasar a los anfitriones en los diferentes parques, sino que le han introducido como un ser humano, le han tratado como tal. Realmente su existencia no ha sido como la de un anfitrión, sino como un humano que, en realidad, es un anfitrión que no tiene ni idea de lo que es. Las experiencias “vitales” de Dolores y Bernie distan mucho porque la idea sobre su naturaleza que tienen los interlocutores con los que interaccionaban era muy diferente. Sólo hay que ver cuando Elsie conoce la verdad. La considerada “mano derecha” de Lowe cambia la forma de relacionarse con él al descubrir que es un anfitrión y no un ser humano. Ya no se fía de él, su trato se vuelve un poco más frío y distante –cosa que me duele, pero es comprensible–, aunque ciertos vestigios de cómo era su relación anteriormente siguen ahí y salen a flote –como el momento en el que le ayuda a repararle–. La muerte de Elsie supone un mazazo espectacular para Bernard. Ha visto de primera mano cómo los humanos no dan un duro por los de su especie, así que por los anfitriones darían mucho menos. Ve que Dolores tiene cierta parte de razón: si quieren sobrevivir, tienen que luchar y salir del parque para poder hacerlo. Allí sólo les quedan dos opciones: o vivir en The Valley Beyond, de manera virtual, o hacerlo en su forma corpórea, pero bajo los deseos de los huéspedes. La opción de salir del parque se torna cada vez más tentadora y hasta un Bernard confuso puede ver eso.

Ahora el que está desnudo eres tú, Bernard
Dolores, al salir del parque junto con cinco anfitriones más –o con sus “cerebros”, mejor dicho– culmina el deseo de Arnold, terminado por las manos del titiritero por excelencia, Ford: que sus creaciones sean libres. Cómo no, Dolores trae de vuelta a Bernard, quien se ha proclamado su enemigo. Dolores va a querer matar a todos los seres humanos para que los suyos puedan sobrevivir; Bernard quiere preservar a ambos bandos y, posiblemente, hacerles ver que pueden convivir perfectamente–aquí mi amigo Bernie es un idealista de cojones, todo hay que decirlo. Si lo seres humanos no podemos vivir en paz y armonía entre nosotros, ¿tú crees que lo podríamos hacer con máquinas que se parecen a nosotros, que pueden durar más, ser más resistentes, más fuertes, que nos superan en muchos aspectos, y no morirnos de envidia, no intentar, en algún momento, ir en contra de nuestra creación? Ya vemos cómo William quiere terminar con todo esto–. Esta batalla entre ambos robots podría resultar impersonal, fría, pero es todo lo contrario: son dos viejos amigos enfrentándose por ideas (e ideales) distintos, lo cual le da un cariz bastante triste al asunto. Creo que, en el fondo, ambos se quieren, han pasado mucho tiempo juntos estudiándose el uno al otro e ir en contra de alguien con el bagaje que comparten es duro. Cabe la posibilidad, como dice la propia Dolores, de que mueran durante el proceso, aunque habrá valido la pena si su especie sobrevive. Este nuevo estado de la relación entre estos dos puede ser interesante de ver, igual que esta nueva etapa en la revolución de las máquinas. Su salida al exterior me parece ambiciosa y me espero grandes cosas de ella. Ojalá el hype no me traicione y los guionistas me sigan sorprendiendo.

P. D: Sobre si Stubbs es o no un huésped, podemos confirmar que sí lo es, dado que tanto Lisa Joy como Frederick E.O. Toye, director del último episodio, lo han confirmado. Os dejo con algunas pistas recopiladas por Vanity Fair que ya nos dejaban entrever durante la primera temporada dicha revelación.

Por si no te lo quieres perder:



Irene Galindo (@MissSkarsgard)

Análisis De La Segunda Temporada De Westworld Parte II: "Do You Want To See What I See?"

$
0
0

Westworld es una serie con un elenco de personajes muy interesante, diferentes entre sí y que nos permite identificarnos, más o menos, con todos ellos en algún punto de la trama. En este análisis vamos a hablar sobre algunos de ellos, como el Man In Black, los Delos y algunos personajes secundarios a los que han dado más voz que en la anterior temporada.

Man In Black


La oscuridad de William
El Man In Black fue, en la primera temporada, la gran incógnita. ¿Quién este hombre, que me mira y me encañona? ¿Qué es lo que está buscando? La revelación de que William, aquel hombre que fue por primera vez a Westworld con el socarrón de su futuro cuñado y que optó por el sombrero blanco, ahora se vestía de negro y perpetraba las peores de sus pesadillas fue espectacular–aunque algunos se lo oliesen ya–. Para mí, lo más interesante de William no es lo que está buscando, o su propósito dentro del parque, sino su evolución desde aquel hombre “bueno e incapaz de matar a una mosca” hasta este ser despiadado al que no le tiembla el pulso para matar a diestro y siniestro. Parte de esa evolución la hemos visto durante esta temporada. En la primera, William se da finalmente cuenta de que Westworld es un juego–Logan tenía razón–, que no hay consecuencias y puedes liberarte de todas las ataduras morales a las que estás sometido en el mundo real. William en Westworld es completamente libre y esto le permite darse cuenta de que, dentro de él, existe una oscuridad que antes no veía y que, ahora, es lo único que puede ver. Tiene una apetencia por el poder sobre los demás, tener la vida de los que le rodean en sus manos. William se da cuenta de que, a pesar de tener unos orígenes sencillos, tiene la misma sed de poder que tiene su familia política, los Delos, o cualquiera que tenga un mínimo de status social alto. Al darse cuenta de esto, de que Logan es una persona “inestable” –aquí puedo discrepar un poco porque tengo debilidad por él– y que no tiene lo que tiene que tener para dirigir la empresa familiar, decide aprovechar la situación y terminar de vender su imagen renovada a James Delos, quien ve en él, su futuro yerno, un heredero perfecto. Así, con William a la cabeza de la compañía, teniendo aparentemente todo (familia, hijos, un trabajo con grandes ingresos, poder), sigue estando sediento y su oscuridad no hace más que crecer. Esta oscuridad y el deseo de que no infecte a su vida, le lleva a volver una y otra vez a Westworld, convirtiéndose en una obsesión y apartándole poco a poco de su familia.

Pobre Juliet
Es justo lo que le pasa con su esposa, Juliet. El noveno episodio, centrado en la familia de William, es clave para entender la relación que tiene él tanto con su mujer como con su hija. En el caso de Juliet, esta se ha dado cuenta de que su hermano tenía razón: William no es el “buenecito” que todo el mundo cree–y que él mismo ha construido esa imagen para venderla–, sino que es un “cáncer” que ha infectado a la familia Delos y que la ha devorado por completo–también hay que decir que los cimientos no parecían muy sólidos, la verdad–. Primero echó del camino a Logan, después se aprovechó de la enfermedad degenerativa de James para convertirse en dueño y señor de la empresa, y ahora, bajo el punto de vista de Juliet, va a por ella y terminará con su hija. Y en cierta forma así ha sido. Juliet no atraviesa un buen momento: es alcohólica desde hace tiempo, a lo mejor tiene depresión, se siente poco querida por su marido porque está más pendiente de irse a un puto parque que de hablar y pasar tiempo con ella. Se siente un cero a la izquierda y da la sensación que no tiene fuerzas para divorciarse de él. A lo mejor una parte de ella le sigue queriendo con locura y quiere seguir con él por el bien de su hija–aunque esta ya es mayorcita y creo que puede comprender por qué su madre querría separarse de su padre–, pero hay otra que le desprecia. Toda esa combinación de ingredientes explota cuando añadimos otro más: la confesión de William ante una aparente Juliet dormida. Saber que nunca tendrá a William de verdad, que va a estar más pendiente de ese otro mundo donde puede ser realmente como es que de este, de lo que tiene en él, es la última desgracia para Juliet. Si me pongo en su piel, pensaría que todos los años que he estado con este hombre son años perdidos, que realmente no me ha querido, ni a mi hija, y eso es un puñal en todo el pecho. Juliet, tras ver el perfil de su marido en Westworld, descubrir todo lo que ha hecho y ver cómo se comporta durante su viaje anual, le conduce a un abismo total, del cual sólo ve la salida en la muerte, la liberación de todo dolor terrenal. La tragedia en la familia Delos continúa, como si fuera más una maldición que otra cosa.

Con lo bien que me caía esta chica...
Esta maldición no sólo llega al nivel de los hijos de James Delos, sino también a sus nietos. La relación entre William y su hija, Emily, me parece interesante. Claramente se ve que Emily es una gran defensora de su padre y es más crítica con su madre. No sé si es a raíz de su problema con el alcohol, o porque Emily siempre ha estado más apegada a su padre, pero sí se nota una mayor conexión. Desde la muerte de su progenitora, la relación con su William ha quedado completamente destrozada, culpándole de lo que pasó, pero no sin antes culparse a sí misma por lo sucedido. El propósito de Emily en el parque es averiguar la verdad, por qué Juliet hizo lo hizo, y si puede hacerlo a través del proyecto secreto de su padre, lo va a utilizar sin dudarlo. Construir una versión robótica de su madre basándose en la lectura cerebral de cuando estuvo en el parque hace muchos años –en el momento de la confesión de William, se puede ver una fotografía de una joven Juliet con un sombrero puesto junto a su hija, además de la mención sobre que a ella le daban miedo los elefantes de The Raj, el parque ambientado en la India–, podría traer algo de paz a Emily, aunque no estoy muy segura de si encontraría las respuestas que busca. Por otra parte, William ha encontrado en su hija una especie de salvadora para los momentos más complicados, pero nunca ha terminado de fiarse de si realmente era Emily o un truco de Robert para disuadirle en su propósito–muchacho, pero si te ha dicho que este juego es para ti. ¿Para qué te querría disuadir de seguir con él hasta el final?–. Esta duda permanente, junto con la discusión final entre padre e hija, lleva a William cometer el asesinato de Emily, para luego darse cuenta de que, efectivamente, era su hija, no una versión robótica. Esto lleva al Man In Black a plantearse el suicidio, pues ya no le queda nada, ni siquiera la poca humanidad que podía tener y que se aferraba a ella a través de su esposa y su hija.

"Fidelidad"
El asesinato de su hija es, lo que podríamos definir, el momento que determina la vida de William, igual que la última conversación con su hijo Logan determina la de James Delos, como vimos por nuestro paseo por la Fragua. Esto nos lleva a la escena postcréditos, donde vemos a la versión robótica de William en un futuro, no sabemos si cercano o lejano, con una versión aséptica y fría de su hija Emily. Como sabemos, Emily murió a manos de su padre, por lo tanto, en esa escena postcréditos no tenemos una Emily real. Pero, entonces, ¿por qué está Emily ahí? Ahí tenemos que ir al episodio cuatro. Cuando están observando a la versión anfitriona de James Delos, este recibe la visita siempre de la misma persona, William. Es una persona que conoce, y la familiaridad propicia que el sujeto esté más tranquilo, cómo y seguro, un ambiente beneficioso para llevar a cabo la entrevista que permite verificar la fidelidad de la copia. En el caso de William, no le queda nadie vivo, por lo que recurren a la creación de algún familiar y optan por Emily, de la que seguramente tienen más datos, pues se da a entender que ha visitado los parques –tiene debilidad por The Raj, como podemos ver– varias veces a lo largo de los años. Lo que nos permite ver esa escena cortísima, pero que nos deja con ganas de más, por lo menos en el caso de una servidora, es que la versión anfitriona de William se encuentra en mejor forma que la que estuvo la de James Delos. William sabe perfectamente dónde está, parece consciente de lo que es, pues afirma que quería demostrar que ningún sistema puede decirle quién es, que tiene una opción, es decir, está intentando romper el ciclo en el que se encuentra y lo que le permitiría salir sería no matar a su hija, su momento definitorio en la vida. También se le ve con menos errores. Recordemos que las versiones de Delos duraban entre unos treinta y unos treinta y cinco días hasta que finalmente tenían algún tipo de glitch y empeoraba hasta llegar a la locura. No sabemos con seguridad cuánto tiempo tiene esta copia de William, pero da la sensación de que es más que la de James. Durante la temporada se había dejado caer que, en algún momento, el Man In Black era un anfitrión, pero no sabíamos si era cosa del presente o del futuro. Por lo que sabemos de boca del elenco y los guionistas, es un futuro. Sobre el resto podemos seguir teorizando e intentar averiguar qué puede traernos esta nueva trama. Pinta muy, muy interesante.

Familia Delos


¿Quién está más confuso:
Host!James Delos o Bernard?
En esta segunda temporada hemos podido profundizar un poco más en la familia Delos, una de mis tramas favoritas sin duda alguna –me das un poco de family drama y me tienes, para qué negarlo–. Durante la primera sólo conocíamos que se trataba del nombre de la empresa que engloba a los diferentes parques y que se dedica a venderte el viaje a los mismos como si fuese el viaje de tu vida. Esta vez hemos descubierto que es el nombre de una familia, la de Logan, a quien conocimos junto a William en la primera entrega. Sin embargo, quien lleva las riendas de la empresa es su padre, James Delos, quien no está muy a favor de la inversión que ha realizado su hijo. Después de que William encontrase sus huevos–creo que no hay otra forma de definirlo–, éste visita el parque junto con su suegro, quien tiene pensamiento de deshacerse de él porque no le encuentra ninguna utilidad, excepto la de venderlo como “una experiencia que te permite descubrir tu yo verdadero”. William tiene otra idea: invertir el dinero que suele gastar la empresa en investigación de mercado en el parque, para así conocer los gustos de sus visitantes mediante videovigilancia, estando estos totalmente inadvertidos de que están siendo vigilados todo el tiempo. Esto nos lleva al siguiente momento en la vida de James: el descubrimiento de su enfermedad degenerativa, la misma que dejó de financiar su investigación hace quince años. William ve en los anfitriones del parque una posibilidad de alargar la vida de los humanos al convertirles en androides (cuerpo robótico y mente humana al escanearles el cerebro). James accede, pues piensa que es demasiado pronto para abandonar este mundo. Sin embargo, su mayor deseo, la inmortalidad, se convierte en su peor pesadilla, tanto para él como para William. Las diferentes copias de James Delos no duran lo suficiente, es decir, para siempre. Los fallos no parar de sucederse, los técnicos intentan subsanarlos, pero no lo suficientemente deprisa. El proyecto se torna en un fracaso y la copia robótica de James en un grano en el culo. La conversación entre William, ya encarnado por Ed Harris, y James me parece de lo más interesante. Por un lado, le dice que su mente está rechazando el cuerpo. Es como si la mente humana supiese perfectamente que no estamos hechos para durar hasta la eternidad, que tiene que haber un punto y final a nuestra existencia. Además, me parece remarcable lo que le dice sobre cómo la gente prefiere el recuerdo de alguien a que este continúe con vida, pues el recuerdo se torna agradable, intentamos quedarnos con lo bueno de esa persona y desechamos lo malo. En el caso de James Delos, parece que era un tipo despiadado tanto en su vida personal como en los negocios, un hombre que imponía respeto por el miedo que generaba, un hijo de puta con dinero, seguramente que con una parte tierna y blandita destinada a su nieta (y seguramente a su hija), pero no para Logan, con quien se comportó como un completo cerdo. James Delos termina loco de remate, abandonado por su yerno, ese al que llegó a admirar por haber encontrado sus huevos y ponerlos sobre la mesa delante de él, el mismo que heredó su empresa, se casó con su hija y le dio una nieta; y dándose cuenta de que intentar conseguir la inmortalidad sólo le trajo desgracia.

Se le veía majo y nos la metió doblada
La llegada de William a la familia Delos, como lo llegó a definir la propia Juliet, fue un cáncer para esta. William es el típico “tío buenecito” que es un cabrón con pintas cuando puede aprovecharse de una situación favorable para él.  Vio una puerta abierta a una posición más alta en la empresa cuando se dio cuenta de que Logan no tenía la seriedad para ello, que su estilo de vida no le gustaba un pelo a su padre –lo de “follar y matar” en Westworld horrorizó al propio William– y que no le consideraba lo “suficiente maduro” para heredar la empresa que tanto trabajo le había costado construir. Luego tuvo una nueva oportunidad de ascender en la escalera de poder por la enfermedad de James y su precipitada jubilación. Más tarde, a pesar de tener todo, el poder en los negocios no le satisfizo y tuvo que dar rienda suelta a esa oscuridad que tiene dentro en Westworld, tener el poder de la vida y la muerte en sus manos. Como veis, infectó a esta familia y poco a poco se ha ido extendiendo hasta no quedar nada ni nadie a su alrededor. El tipo se ha aislado completamente; puede que no de una forma corpórea–excepto cuando va a Westworld en su viaje anual–, sino mentalmente. En el fondo, William no quiere a nadie, sólo les hace daño. Es un ser tóxico a más no poder, a pesar de que quiera vender esa imagen de “buenecito”, alma de la caridad, hombre filantrópico que invierte en diferentes causas. Es, con todas las letras, un hijo de puta, y sólo espero que el karma se cebe con él. Aunque ya lo está haciendo, en ese futuro que nos deja entrever la escena postcréditos, al ser víctima de su propia trampa, la de buscar la inmortalidad sin salir de un bucle que sólo le lleva a más y más dolor al matar a su propia hija.

Este señor me arranca el corazón
Uno de los integrantes de la familia Delos en los que más hemos profundizado, o del que hemos sabido más, ha sido Logan. En la primera temporada se nos presentó como un capullo integral, carismático hasta la médula, con labia, atractivo, bisexual, y que lo único que hace en Westworld es “follar y matar”. Sin embargo, en esta segunda temporada, hemos visto una cara muy diferente de él. Por una parte, tenemos esa versión confiada, relajada y flirteadora en el segundo episodio, cuando le vemos reunirse con la Iniciativa Argos, el germen de Westworld, situado en el tiempo antes de lo que vemos en la primera temporada. Logan se queda alucinado con la tecnología que le muestran y, por supuesto, decide invertir. Luego pasaríamos a su visita a Westworld junto a William, donde le vemos bastante cómodo, lo normal cuando sabes de lo que va el juego y eres consciente de lo que es. Por otra parte, dentro de esas diferentes caras que vemos de Logan, somos testigos de su bajada a los infiernos, propiciada por William al erigirse él como heredero de la empresa y no él, quien ya lo daba por sentado. Logan se introduce en una espiral de alcohol, drogas y, seguramente, sexo desenfrenado, que le hace ir cuesta abajo y sin frenos. Pero no sólo William es el culpable de que él haya perdido su voz y su voto en la empresa, también su padre. La relación de James y Logan es trágica. Su progenitor no acepta el estilo de vida que lleva, no le considera “suficientemente serio” para heredar la empresa, y sus interacciones como padre e hijo son frías y distantes. James exige demasiado a Logan y este, haga lo que haga, no parece nunca estar a la altura de sus expectativas. Ya no sabe qué hacer para contentarle, para ganarse su confianza. Todo lo que hace es malo. Es realmente descorazonador la escena entre ellos en la season finale, esa última conversación que define la vida de James. Vemos a un Logan completamente destrozado, sin rumbo, que lo único que le pide a su padre es ayuda, posiblemente un movimiento que, para Logan, sea una bajada de pantalones en toda regla y no le haga ninguna gracia llevar a cabo. No es la primera vez que lo hace, sino la segunda, y recibe la misma respuesta que en aquel entonces, el rechazo, algo a lo que está acostumbrado con su padre. Otra decepción para James Delos por parte de su hijo; otra decepción para Logan Delos por parte de su padre. Lo más hipócrita del asunto es que James, cuando le vemos en la Fragua, dice que su impulso principal es su hijo y que haría cualquier cosa por él. Ya vemos que no; no piensa ayudarle en ningún momento. Sigue el método del “amor duro” que posiblemente le dio su padre y él peca en lo que muchos padres pueden pecar: que los hijos son iguales que tú cuando eras antes hijo que padre y, eso, amigos y amigas, es mentira. Los hijos son diferentes a sus progenitores y los métodos que utilizaron tus padres para criarte pueden no ser los adecuados para tus hijos, sobre todo si los conviertes en personas miserables, como le pasó a Logan. En el fondo, el verdadero problema del único hijo varón de James fue una depresión de caballo que intentó paliar metiéndose más en ella con el único estilo de vida que podía acallar esa voz interna que le decía lo miserable que era, el mal hijo que era para su padre, y que lo hundió más si cabe. Logan terminó muriendo de sobredosis seis meses después de aquella conversación con su padre, esa que le empujó un poco más al abismo en el que ya estaba y del que no había punto de retorno. Ese punto de retorno que parecía no encontrar cuando William lo abandonó a su suerte y con el que se topó Akecheta, una de las primeras personas, junto con Angela, que conoció de la Iniciativa Argos. Hay cosas sobre Logan que me han parecido poéticas durante esta segunda temporada y una de ellas es que él, preguntando sobre esa “puerta” por la que poder salir de aquel infierno que se convirtió Westworld, sea quien propicie el despertar de Akecheta. Él, quien es el integrante más despierto de los Delos –conoce perfectamente la hipocresía de la gente que lo rodea, que el parque es un juego sin consecuencias reales, que es una ilusión, nada es verdad, que buscar la inmortalidad a través de los anfitriones del parque es un grave error–, ayuda, de forma completamente inintencionada, a que Akecheta se dé cuenta de que hay otro mundo y que, en el que está, cambian a las personas que tiene alrededor y las meten en un almacén. Logan me parece un personaje muy poco valorado y creo que sería interesante saber cómo conoce lo que está haciendo William, su reacción en ese momento y si le dice algo a su padre sobre la locura que quiere cometer.Sigo diciendo que se puede sacar mucho más jugo al drama familiar de los Delos, que hay más historia que contar, aunque sean pequeños detalles. Todo recae en si los guionistas tienen pensado explorarlo un poco más o no –o soy yo, que quiero seguir viendo a Ben Barnes en esta serie–.

Sobre esto último, cuando Lisa Joy y Jonathan Nolan estuvieron en Madrid por el preestreno del final de la temporada, tuve la oportunidad de hacerles una pregunta: “¿Veremos más sobre el drama familiar de los Delos, o esto es todo?”. Lisa tomó la delantera y contestó que, aunque les gustaría volver a contar con esa parte del elenco –tuvieron tan buen rollo con Peter Mullan, quien interpreta a James Delos, que se mueren de ganas de volver a contar con él–, están todos muertos, por lo que no saben si volverían en algún momento. Lisa contó que la familia Delos encarna la figura de Ícaro, quien quería acercarse tanto al sol que terminó quemándose. Eso es lo mismo que les pasa a estos personajes respecto al tema de la inmortalidad. A pesar de tener todo lo que se puede tener en esta vida, querían algo más, un paso importante para ellos, el vivir para siempre, y eso los llevó a la completa desgracia: James termina muerto, tanto como ser humano como robot; Logan muere de una sobredosis; Juliet opta por el suicidio en la bañera; y Emily se encuentra con su destino final de manos de su propio padre. Incluso William contempla el suicidio como su última salida tras lo que pasa con su hija. Sin duda alguna, el deseo se comió a la sensatez. Como ya he dicho anteriormente, creo que la familia Delos podría volver. Lisa Joy no fue concreta con su respuesta, dejó una puerta abierta al retorno de estos personajes, y yo no voy a perder mis esperanzas en ello.

Mayor profundización en los personajes secundarios


Mientras que en la primera temporada nos presentaron a algunos personajes que se quedaron en un plano muy secundario, como apoyo a otros con mayor importancia, en estos nuevos diez episodios hemos podido conocerlos un poco más al profundizar y descubrir su historia.

Angela, diosa hasta el final
El primero de estos casos es el de Angela, a quien vemos en sus comienzos en el segundo episodio. Es una de las primeras creaciones de la Iniciativa Argos, un robot “demasiado perfecto para pasar por un ser humano” a ojos de Logan Delos. Ella se convierte en una de las acólitas de Dolores en su búsqueda de la libertad, de salir del parque y vengarse un poco en el camino. Definitivamente, Angela se ha erigido como una reina total, acudiendo al código impuesto en momentos clave, como cuando destruye la Cuna al distraer, de manera bastante efectiva, a un miembro del equipo de seguridad de Delos y se autoinmola, no sin antes despedirse con un “Bienvenido a Westworld”, como ya digo, aludiendo a esa frase que la oímos decir en el segundo episodio tanto de la primera como de la segunda temporada. Ha sido una buena soldado, pero, para mí, el viaje de Angela ha durado bastante poco. Me podría haber esperado más de ella, o al menos quería ver, saber, más de ella. ¿Realmente estaba “despierta” o simplemente seguía las órdenes de Dolores/Wyatt? Como todavía no sabemos quién habita en el cuerpo de Hale, Angela se podría alzar como una candidata muy válida para ello. Como ya he dicho, ha servido bien a Dolores, tenían cierta conexión y no le temblaba el pulso en apretar el gatillo. Dolores podría recurrir a ella de nuevo, pero para conocer la verdadera identidad que se esconde tras el cuerpo de Hale habrá que esperar todavía.

Ven, Clementine, que te doy un abrazo
Otro caso de un personaje secundario en el que hemos podido ahondar un poco más ha sido el de Clementine. La primera Clementine, no la segunda. Si ha habido un personaje que ha sufrido lo indecible en esta temporada ha sido ella. Después de que la retirasen y la sustituyesen por una nueva muchacha, nuestra Clementine original se unió a las filas del ejército de Dolores y ha sido otra gran soldado como Angela. Fue realmente descorazonador ver cómo repetía las líneas que tenía tan bien integradas en su código al encontrarse con la nueva Clementine en el Mariposa. Da la sensación de que ella misma se da cuenta de lo triste de la situación, de que ya “no la quieren” y que han dado paso a una versión nueva y mejorada. Por otra parte, ya de cara al final de temporada, hemos visto cómo le implementaban el código lleno de privilegios de Maeve para detener a la horda de anfitriones que se dirigían a la Puerta. Y, como si la vida de Clementine no estuviese llena de tragedias, tras ir sembrando el caos por su paso, termina muerta a manos de la escopeta de Armistice. Sin duda alguna, Clementine se merecía algo mejor. La pobre me ha dado muchísima pena, sobre todo si tenemos en cuenta que tuvo tiempos mejores, como vemos en el segundo episodio, con ella tocando el piano, abstraída en la música. Si decía que Angela podía ser una buena candidata a estar detrás del cuerpo de Hale, Clementine también podría ser otra opción nada descabellada. ¿Puede estrenarse ya la nueva temporada, que no me van a dar las uñas con tanta espera?

Menuda evolución la de Lee, por favor
Un personaje secundario que se nos presentó como un capullo redomado, un “genio frustrado” por Robert Ford y un tipo que no sabía muy bien cómo enfrentarse a ciertas situaciones, excepto a través del alcohol y una frase pasada de sorna, es Lee Sizemore, nuestro guionista favorito. La evolución de este personaje durante toda la segunda temporada, mostrada de manera sutil, ha sido una de mis favoritas. Aunque algunos espectadores no se la creen del todo, mi caso es justamente lo contrario, me la creo y la aplaudo fervientemente. Empezó mostrando desprecio hacia los anfitriones, queriendo vender a Maeve cuando le retuvo con ella para que la guiase con el parque, allá en el primer episodio de la temporada y, poco a poco, conviviendo con ellos, conociéndolos directamente, no a través de sus códigos, afloraron ciertos sentimientos, como pena por Maeve cuando la capturan y le hacen perrerías postrada en una camilla llena de cables, hasta llegar al último gran acto de esta evolución, el sacrificio para que su amiga consiga su objetivo, salvar a su hija. Lee Sizemore nunca ha sabido hacer las cosas a pequeña escala, por lo que su despedida me pareció grandiosa y sirve de colofón a un cambio de actitud hacia los anfitriones que me parece bestial. Maeve, por su parte, también se ha ido encariñando poco a poco de este tipo socarrón, con algunos one-linerspara el recuerdo, y eso se vio cuando se despidió precipitadamente de él. No quería dejarle, pero él se ofreció voluntario. ¿Realmente Lee Sizemore está muerto o podría volver? Es otra de las incógnitas que nos esperan de cara a la tercera temporada. Si volviese, sería interesante ver qué hace respecto a los anfitriones y si podría ayudar de nuevo a Maeve si esta sigue en el parque.

    ♥ Mis cuquis ♥
El último personaje secundario en el que me quiero centrar fue el gran protagonista del octavo episodio, Akecheta, líder de la Ghost Nation. Tenía una percepción bastante negativa de él, un hombre que acecha a una madre y a su hija en mitad de la nada, sin aparente razón, aunque presuponemos que para matarlas. Un salvaje, a fin de cuentas. Sin embargo, tuvo que llegar el octavo episodio para que él mismo nos contase su historia, la de un hombre que vive una vida sencilla, con su esposa Kohana, su tribu, hasta que le da por explorar y se encuentra con el famoso dibujo del laberinto–cuando Arnold obliga a Dolores a matarlo–, el cual cambia su vida por completo. Justo cuando se obsesiona con él, pintándolo en diferentes sitios, los ingenieros de Delos cambian su papel dentro del parque, apartándolo de todo lo que tenía. Sin embargo, gracias a su encuentro fortuito con un Logan deshidratado, quemado por el sol y con la cabeza completamente ida, Akecheta empieza a despertarse y a recordar su vida pasada junto a su mujer. Esto nos lleva a su reencuentro y a su posterior separación, a que Akecheta se dé cuenta de que están sustituyendo a miembros de su antigua tribu por caras nuevas que interpretan el papel de los que se han ido, y sus sospechas permiten que otros miembros de la tribu también empiecen a darse cuenta de estos cambios. El momento más cargado de sensibilidad y de tristeza es en el que el nativo americano se reencuentra con Kohana en el sótano a ritmo de Heart-Shaped Box de Nirvana–el señor Ramin Djawadi crea unas piezas musicales y unas covers maravillosas, pero lo de esta temporada ha sido increíble–. Nunca podríamos haber imaginado ni que el aparente salvaje tenía un corazoncito escondido ni que hubiese sido uno de los primeros en ir tomando consciencia. La historia de Akecheta es trágica, parece que nunca puede salirse con la suya, tener a su esposa al lado y vivir una vida tranquila. Está en manos de otra gente, de los huéspedes y de los diferentes integrantes de Delos, por lo que tiene razones más que suficientes para encontrar esa puerta e ir a otro mundo, donde, como pudimos ver en la season finale, puede pasar el resto de su existencia junto a Kohana. Otro trazo de esa sensibilidad es conocer la verdadera razón por la que estaba tan interesado en Maeve y su hija. Esta última salvó a Akecheta de una muerte casi asegurada y él, a cambio, quiso cuidar de ellas, que “despertasen”, y pudiesen ver y conocer algo de lo que él ya era consciente. Por eso los dibujos del laberinto y que rondase por su casa de vez en cuando. Su historia, sus razones, ese toque lleno de ternura, me parecieron redondas y ha hecho que le tenga un especial cariño a este personaje. Además, me pareció estupendo que el episodio estuviese, en su gran mayoría, narrado en lakota, una lengua que sólo hablan 2.500 personas en todo el mundo. Da la sensación de que, por el momento, no volveremos a ver a Akecheta, que su historia ha terminado ahí, pero con Nolan y Joy nunca se saben quién puede o no volver.

Por si no te lo quieres perder:




Irene Galindo (@MissSkarsgard)

Análisis De La Segunda Temporada De Westworld Parte III: "Take My Heart When You Go"

$
0
0

En esta segunda temporada, Westworld ha tratado algunos conceptos y temas muy atractivos y que nos permiten reflexionar un poco sobre ellos ahora que todo ha terminado. En esta tercera y última parte del análisis ahondaremos en la Puerta, la Cuna y la Fragua, así como el futuro de la especie humana o las relaciones entre algunos de los personajes, entre otras cosas.

Conceptos


Durante toda la serie se ha jugado con varios conceptos. El más prominente durante la primera temporada fue el del Laberinto (The Maze); durante esta segunda se ha hablado de la Puerta, la Cuna y la Fragua.

(Hold) the door
LaPuerta (The Door) ha sido el concepto mencionado más veces durante estos diez episodios. Nació de la mano de Logan en su encuentro fortuito con Akecheta y, aunque para él significaba la salida de aquel lugar para volver a su mundo, para el nativo americano se traducía en su libertad, junto a la de sus compañeros anfitriones. La Puerta es una salida exclusiva para ellos, dado que los humanos no pueden verla. Es la entrada a ese The Valley Beyond (el Valle de Allende) también tan mencionado en esta temporada. The Valley Beyond es un Edén virtual creado por el hombre, pero destinado sólo para los anfitriones, para que sean libres completamente y puedan ser quienes quieran. Dejan su forma corpórea para ser sólo virtuales. Así nada ni nadie podría hacerles daño. Para muchos es su opción preferida, se conforman con ella, pero, para Dolores, es simplemente otra “jaula de oro más. Ella quiere encontrar otra “puerta” y esa es la que da al exterior, a nuestro mundo. Creo que es una opción que no está nada mal para aquellos que no quieren convivir con los humanos, sino estar con los mismos de su especie, que algunos terminen de despertar y, para los que ya lo están, buscar su consciencia, que sería el último paso en ese viaje interno que han tomado. No tiene pinta de que, por el momento, se vaya a explorar el Valley Beyond, ver qué pasa con Akecheta, la hija de Maeve y Teddy, entre otros. Bajo mi punto de vista, podría estar bien comprobar de vez en cuando qué tal les va, pero eso depende mucho de por dónde vayan los derroteros en la tercera temporada, y tiene pinta de que no vamos a estar mucho tiempo en los parques.


Es la primera vez que
Bernard ve a Teddy con ropa
La Cuna (The Cradle) ha sido otro concepto que hemos conocido este año y que se refiere a un lugar físico, las verdaderas entrañas de Delos Destinations. Este sitio es el almacén donde se encuentran los diferentes códigos de los anfitriones, lo que permite traerlos de vuelta cuando los matan los huéspedes. Bernard nos introduce de lleno en la Cuna al conectarse y entrar en ella. Tal y como vemos, luce igual que Sweetwater–y, por lo que se podría deducir, el parque entero o, incluso, los diferentes parques–, y allí los distintos anfitriones siguen metidos en su código como si nada. Sin embargo, la novedad viene en cuanto vemos a Robert Ford allí. Ford, antes de morir, hizo una copia de sí mismo para que viviese allí, donde realmente las copias humanas funcionan a la perfección. De esta manera podía seguir estando en control –como vemos, hasta aquel momento el sistema bloqueaba cualquier intento de restaurarlo por parte de la gente de Delos–. Tengo la sensación de que la Cuna podría haber dado más de sí. Entiendo que Angela se inmolase para estar un paso más cerca de la verdadera libertad –si te mueres, te mueres, no hay forma de volver– y que Dolores quisiera que eso pasase, pero me supo todo a muy poco. Era un concepto muy interesante que quedó cercenado prematuramente.

Odio ver que te marchas,
pero adoro ver cómo te vas
La Fragua (The Forge) es el último colofón de la segunda temporada de Westworld en cuestión de conceptos. Diría que es el más interesante, pues desarrolla un poco más todo lo visto en el episodio cuatro, donde vemos a la versión robótica de James Delos, y en el episodio nueve, cuando William le cuenta a Emily cómo copian la mente de los huéspedes. La Fragua es el almacén donde se encuentran los cuatro millones de huéspedes escaneados a través de los sombreros–si también lo hacen en los diferentes parques, ¿cómo lo harán?–. Esa cifra, para lo que se puede intuir que ha estado abierto el parque, me parece un poco baja, pero también nos indica que este “entretenimiento” no es apto para todos los bolsillos, por lo que cobra un mayor sentido. Este nuevo espacio es uno de los últimos pasos en el viaje de Dolores dentro del parque y un sitio clave para Bernard, donde se enfrenta a esta y las piezas empiezan a caer en su lugar. Aunque para algunos la personificación del sistema de control de la Fragua en Logan Delos fuese más un fan-service que otra cosa –que, por cierto, ¡viva el fan-service!–, para mí es simplemente poético. Logan ha estado siempre en contra de ese paso más allá que dio William con su padre. Lo vemos en el segundo episodio de la temporada, cuando Dolores se lo encuentra en el jardín mientras se chuta algo en el brazo –no sabemos qué droga ilegal y terriblemente perjudicial para la salud se estaba metiendo, pero vitaminas no eran–. En ese momento, junto con la escena en la que William le dice a su suegro que el proyecto está en marcha, nos da a entender que lo que se busca es la eternidad y que Logan no está nada de acuerdo con el asunto –“Que vuestra eternidad sea benditamente corta”, dice ante una Dolores que parece no enterarse de mucho–. Es posible que Logan, después del viaje con William, haya adquirido cierto respeto por lo que hay allí, incluso miedo. Sabe perfectamente hacia dónde puede ir el tema de los robots si cae en las manos equivocadas, si se emplea para otra cosa que simple entretenimiento. Hay límites que no deberían propasarse y tiene gente a su alrededor que no dudaría un instante en hacerlo para alimentar el poder más atractivo de todos, el poder sobre la muerte. Logan se convierte, en base a los recuerdos que su padre tiene de él–me juego lo que queráis a que no son muy positivos–, en el guardián de esos cuatro millones de personas, lo que le permite ayudar a los anfitriones al aprobarles la entrada para así estudiar a los huéspedes y tener, como dice Bernard, “ventaja competitiva”. Esta es una forma de defenderse de ellos cuando llegue el momento de su “despertar”. Aparte de la (muy corta) vuelta de Logan, el recorrido por la Fragua tiene cosas muy interesantes que, a simple vista, pueden pasar desapercibidas. En la escena donde suben y bajan unas escaleras blancas, podemos ver una serie de galerías con anfitriones a los lados. Algunas de las cosas que pasan en esas galerías ya las vimos en la primera temporada, como el momento en el que Bernard y Elsie ven los ensueños en Clementine, la última innovación por parte de Ford; el análisis de Maeve tras la muerte de su hija y la suya posteriormente; o una conversación entre Maeve y Felix tras el despertar de esta. El resto de sucesos que podemos ver en esas galerías no son muy reconocibles. Otros, en cambio, los podemos unir con la escena postcréditos, como cuando vemos a William siendo testeado. No sabemos si en algún momento explicarán por qué se encuentran esos espacios en aquel lugar y cuál puede ser el significado que haya detrás, pero me tiene intrigada.

Temas que se tratan en esta temporada


Westworld trata ciertos temas que son muy interesantes para reflexionar como, por ejemplo, las diferencias y similitudes entre anfitriones y huéspedes, si estas se van difuminando con las acciones que realizan; las relaciones interpersonales entre varios personajes clave; la idea del libre albedrío o el futuro de la especie humana. Vamos a ir desgranándolos uno a uno.

Menuda puñalada trapera
Teóricamente, y según Dolores, los anfitriones son mejores que los huéspedes porque tienen una mayor resistencia, pueden evolucionar –cambiar de cuerpo al menos–, son eternos…, pero, ¿cómo son sus relaciones personales? Simplemente iguales que las de los humanos. Sólo hay que ver la relación entre Dolores y Teddy. Él siente completa adoración por ella, dijo que iba a protegerla mientras viviese, pero Dolores tiene otros planes para su “churri”: cambiar su código para “mejorarlo” y que le siga sin ningún tipo de cuestionamiento. Esto es, simple y llanamente, traición, algo que los humanos también hacemos. Dolores traiciona a Teddy al convertirle en alguien que no es, al eliminar sus dudas, su misericordia. Lo que pasa es que la verdadera personalidad de nuestro cowboyvuelve a salir a flote y, antes de devolver la misma moneda a Dolores traicionándola–y traicionando su palabra–, decide quitarse del medio. No estoy muy segura de si Dolores es realmente consciente de lo que ha hecho, pero no parece que esté muy arrepentida de ello. Por lo menos, al final, intenta arreglar el estropicio que ha causado con Teddy y le deja en el Valley Beyond. Otra relación a explorar esta temporada ha sido la de Maeve con su hija, su búsqueda tenaz, ese amor inabarcable que siente una madre por sus hijos y que, si llega el momento, no dudará en sacrificarse por ellos. Aunque para algunos la relación de Maeve con su hija sólo forma parte de una historia, para ella es completamente real, y entre quedarse con la vida vivida como granjera junto a su hija, en la cual era feliz con lo poco que tenía, y la vida vivida como madame en el Mariposa, en la cual se sentía aburrida y miserable, prefiere la primera sin dudar. Como decía William allá por la primera temporada, cuando mató a la hija y posteriormente fue a por la madre, vio humanidad en esta última al salir despavorida con su vástago en brazos para intentar salvar a ambas. La relación materno filial de esos dos personajes refleja una humanidad pura, lo mejor que nosotros, como seres humanos, somos capaces de demostrar ante otros. Por el contrario, la relación entre James Delos y su hijo Logan nos enseña una de las peores relaciones paterno filiales que podemos ver en la serie. Aquí lo que no hay, ni se le espera, es esa humanidad que muestra Maeve con su hija. James Delos pasó de ayudar a su hijo en dos ocasiones, cuando este ya no podía más y realmente necesitaba una mano a la que agarrarse. Además, le echó de su casa porque “ya no era suya”. Creo que, a pesar de que uno se independice, la casa de tus padres siempre será la tuya, una especie de refugio al que acudir cuando las cosas van mal. Logan ni siquiera tuvo eso. Su padre se lo denegó seis meses antes de morir. A lo mejor este fue el último clavo en el ataúd de un Logan que no veía ningún tipo de salida. Lo más acojonante de esta relación es la hipocresía que desprende James Delos. Después de dar de lado a su hijo en el momento en el que más le necesitaba (por segunda vez), vemos en sus momentos finales una clara referencia a esa última conversación con su hijo al repetir las palabras de este: “Ya he bajado hasta abajo del todo. Puedo ver el fondo. ¿No quieres ver lo que yo veo?”. Pasó lo mismo cuando la versión robótica de James se enfrenta a William; empezó a llamar a Logan como un poseso cuando había pasado de él. El patriarca de los Delos se acuerda de su único hijo cuando le viene bien, o cuando se las ve muy jodidas, como ante ese William crecido que le dice que está mejor muerto que vivo. Pero para la peor relación paterno filial de esta serie es la del propio William con su hija Emily, a quien, cegado por su propia ansia de poder, por ese querer llegar al objetivo que se ha impuesto, acaba asesinando al no salir de su paranoia. Aunque no sabemos mucho de William en su faceta como padre, tengo la sensación de que ha sido uno bastante ausente–dirigir una empresa como Delos Incorporated lleva su tiempo– y que, al ser consciente de ello, ha intentado compensárselo a su hija de diferentes formas, todas de una manera que, por lo que parece, habrían convencido a Emily de que era un buen padre hasta que, debido a la muerte prematura de su muerte, el velo se le ha caído finalmente.

Como podéis ver, da igual si eres robot o humano, las relaciones interpersonales son muy similares entre una especie y otra. Si mal no recuerdo, Bernard hizo un comentario en la primera temporada que decía que los robots son un reflejo de nosotros mismos, y eso es justamente lo que se puede ver a través de estas relaciones. Hay muy poca diferencia entre ellos y nosotros, aunque sí es cierto que, en un primer momento, parece que ellos están más dispuestos a cambiar. Como dice Logan como el sistema de control de la Fragua, lo mejor que podemos hacer es seguir con nuestro código –desgraciadamente–.

Ella rompió su código
y se salvó a sí misma. REINA ♥
Hablando de códigos y ciclos, estos conceptos que parecen más propios de los anfitriones–y así nos lo hacen ver en la serie–, también son muy aplicables a los seres humanos. Al pensar en cómo se aplica a nosotros, me hago una pregunta: ¿qué nos hace verdaderamente humanos? ¿En dónde reside nuestra humanidad? Sí, la respuesta más inmediata es que estamos vivos, que nacemos, crecemos, nos reproducimos y morimos, pero eso también se podría decir, en cierto sentido, de los anfitriones. Para Dolores, Maeve, Bernard y el resto de la tropa, ellos están vivos, parecen sentirse igual que nosotros y, según sus recuerdos, a pesar de que sean falsos e implementados, ellos en algún momento han nacido, han crecido y siguen en ello. El tema de la reproducción entraría en un terreno más de percepción que de manera material–por el momento, no hemos visto anfitriones embarazados, pero cuando se les asigna un robot niño como hijo, lo sienten como suyo, como es el caso de Maeve y Bernard, por lo que se consideran progenitores–. Aunque ellos tienen sus códigos, sus ciclos y rutinas, nosotros, en el fondo, también los tenemos. Nuestros códigos son las leyes, la filosofía, la moral; nuestros ciclos pueden ser el del sueño, el de la reproducción; y nuestras rutinas sería nuestra cotidianidad (por ejemplo, levantarnos, desayunar, ir a la escuela/universidad/trabajo, comer, volver a casa, cenar y dormir). ¿Alguna vez habéis sentido que vivís con el piloto automático puesto, que vivís como una especie de autómata? Pues ahí tenéis la más clara similitud entre anfitriones y huéspedes. Nosotros también caemos en esas tareas diarias que convierten a los días en iguales, que parece que no pasa nada nuevo en nuestra vida –aunque sí suceden novedades– y, con eso en mente, parece que no nos diferenciamos mucho de los robots de la serie. Además, según dice “Logan” en la season finale, no evolucionamos realmente–lo dudo–, lo mejor que podemos hacer es seguir con nuestro código. Esta línea de pensamiento es bastante pesimista con el ser humano, pero va acorde con ciertas cosas que, en la actualidad, están pasando: crisis económicas, guerras, precariedad laboral, pocas oportunidades para los jóvenes, violencia de género, machismo, pérdida de derechos, etc. A pesar de que estos momentos oscuros también traigan sus propias revoluciones, como se puede ver con las protestas en varios países –en la serie sería la revolución de los anfitriones despiertos–, el futuro pinta muy negro –¿realmente esto es una metáfora y vamos a acabar todos tan jodidos como el Man In Black– y nosotros tenemos que hacer algo para cambiar, tenemos que alterar nuestro código para despertar, a lo mejor, de nuestro propio letargo.

"My boy"? Mira, James, no me hagas
mandarte a la mierda...
Otro tema que se ha tratado esta temporada es el futuro de la especie humana, el cual recaería en convertirnos en máquinas. Para ello, hay que escanear nuestro cerebro para recopilar datos, recuerdos, secretos, etc., convertirlo en código e implantarlo en una máquina. Por lo que vemos mediante James Delos, el asunto tiene sus fallos. Estos escáneres cerebrales funcionan muy bien en la Fragua, pero es en el instante en el que se convierten en carne cuando presentan esos problemas, esos glitchesque vimos en el cuarto episodio. Sin embargo, en la escena postcréditos, parece que, con el tiempo, han solventado todos esos inconvenientes, pues William parece estar en mucha mejor forma que su suegro. Es un avance interesante, pero también peliagudo. ¿Realmente deberíamos vivir para siempre? Actualmente la media de vida ha aumentado con el paso del tiempo, las mejoras en las condiciones de salubridad, de alimentación, etc. Y si ya con eso tenemos problemas –los recursos escasean, hay sobrepoblación –, imaginaos si viviésemos para siempre. Algunas cosas cambiarían radicalmente, conceptos que tenemos asentados desde hace tiempo. El salto sería sustancial. Iríamos contra natura totalmente. ¿Por qué si la naturaleza nos ha hecho así, por qué si llevamos millones de años funcionando de esta manera, con generaciones que vienen y van, deberíamos cambiarlo? El sentido de la vida cambiaría por completo, incluso la natalidad podría desaparecer porque, ¿para qué seguir engendrando vida si ya somos muchos en el mundo y no nos vamos a morir? Aunque el concepto de la eternidad es muy atractivo–sería una de las razones por las que la figura del vampiro tiene tanto éxito–, también se torna muy peligroso. ¿Quiénes vivirían para siempre, todos o sólo los ricos? Sería otra lucha de clases. ¿Quién merece vivir para siempre, todos o sólo unos pocos elegidos (ricos, obviamente)? Se convertiría en un dilema social, en otro motivo de batalla si todo esto realmente se legalizara. Porque esa es otra, ¿realmente se legalizaría esta práctica, o algún líder mundial optaría por el sentido común y rechazaría la idea? Por ahora, lo más cercano sería ver qué consecuencias tendría para Delos Incorporated si esto saliese a la luz, pero parece que para eso todavía falta un poco de tiempo.

"Mira, tus gafas van a acabar por ahí".
RIP gafas de Bernard
Por último, otra discusión muy interesante que han planteado, aunque no es para nada nueva, es sobre si existe de verdad el libre albedríoo, por el contrario, como decía Bernard, se trata de una “histeria colectiva”. ¿Somos realmente libres, tenemos el control de nuestras propias decisiones o es sólo una mentira que nos decimos a nosotros mismos para convencernos de que nada ni nadie tiene poder sobre nosotros? Este asunto se puede ver en cada uno de los personajes, desde los anfitriones, al principio siguiendo su código para después dar paso a la ruptura de este y que ellos mismos elijan lo que hacer, si el bien o el mal, hasta los huéspedes como, por ejemplo, William, quien ha elegido sucumbir a su oscuridad en vez de luchar contra ella. En esa escena postcréditos con él vemos que está buscando tener el control de sus propias decisiones, “romper el código” que le han impuesto como a cualquier anfitrión, aunque basado en ese que también tenemos los seres humanos, uno formado por las leyes, la moral, la ética, las posibles consecuencias que pueden tener nuestros actos, etcétera. Es ese mismo código el que determina ciertas elecciones que tomamos, el que nos permite vivir en sociedad. Si hiciésemos todo lo que nos diese la gana, a veces iríamos en contra del grupo de individuos con el que convivimos y sus reglas, tendría consecuencias negativas para nosotros, y, por tanto, perderíamos totalmente nuestra libertad al ser, por ejemplo, encarcelados o alguna cosa peor. Por tanto, ¿realmente somos libres, tomamos realmente nosotros nuestras decisiones, o tenemos un código grabado en la mente que, no importa lo que hagamos, llegaremos siempre al mismo punto, como le pasó a James Delos y al momento definitorio en su vida?

Me gusta que una serie que, aparentemente podría tratar sólo de ir buscando las pistas que los guionistas dejan en cada episodio para mostrarnos (casi) por completo el puzzle que están dibujando, o que nos dejemos llevar por las tramas sin pensar mucho por el camino, trate temas tan profundos e interesantes y que, además, nos invite a reflexionar sobre lo que plantean sus personajes y sus diferentes historias. Hablamos de robots, a quienes podríamos seguir despreciando por “no ser humanos”, por ser “inferiores” al no estar realmente vivos, pero sus historias son tratadas con humanidad, compasión, ternura, nada de la frialdad que podrían desprender. Cabe la posibilidad de que, al vernos reflejados en los personajes, sean de una u otra especie, podamos mejorar como seres humanos, ver que podemos ser de X manera –generalmente negativa– y que podemos cambiar, evolucionar. Igual que hacen ellos.

La segunda temporada de Westworld ha sido muy diferente a la primera, lo cual podría haber sido un punto negativo, pero, al contrario, me ha parecido bastante positivo que vaya profundizando en los diferentes personajes, que sus historias se conviertan en algo mucho más grande y ambicioso que antes, que siga suscitando preguntas que necesitan y obtienen respuesta, dejándonos con más cuestiones por preguntar y que volveremos a retomar en la siguiente temporada. La segunda temporada ha expandido lo que ya conocíamos con mucha información –en algunos episodios ha sido tanta que era muy recomendable verlos dos veces para pillarlo todo mejor–, nos ha permitido disfrutar una vez más de un elenco con un talento impresionante –Evan Rachel Wood mostrando esa dualidad de su personaje, cómo pasa de Dolores a Wyatt y viceversa, es increíble; Tessa Thompson ha tenido más peso esta temporada y su interpretación de Holores es estupenda; Jeffrey Wright está fantástico mostrándonos a un Bernard tan confuso como el espectador de la serie; Thandie Newton está impecable, a sus pies, ahora y siempre; Anthony Hopkins no hace falta que se ponga en la piel de Hannibal Lecter para dar un miedo atroz, etc.– y que ha cosechado, nada más y nada menos, que veintiuna nominaciones a los Emmy, todas ellas muy merecidas. Es cierto que el público esta vez no ha respondido tan bien a esta temporada, que su audiencia ha bajado, pero HBO confía en lo que Jonathan Nolan y Lisa Joy tienen en mente. Yo también.

Por si te lo perdiste:

Parte I del análisis
Parte II del análisis


Irene Galindo (@MissSkarsgard)

Crítica de la sexta temporada de Orange is the new black: To the Max

$
0
0
Otro año que han llegado esos tan esperados trece capítulos de Orange is the new black y otro año que no hemos podido evitar devorarlos en menos tiempo del que nos gustaría. Así que no tendremos más Orange is the new black por un tiempo, pero nada nos impedirá hablar de nuestras chicas de Litchfield: de sus desgracias y alegrías, de un sistema penitenciario que las deshumaniza y de su supervivencia o falta de ella. 
(¡Spoilers!)


Diré que la quinta temporada de Orange is the new black fue, en mi opinión, lo mejor que la serie nos ha dado: un motín en la prisión, un cambio rádical en la vida de las chicas y sobre todo una revolución. Sin embargo, por mucho que nos pese, las presas no iban a controlar la cárcel durante mucho más tiempo, inevitablemente acabarían encerradas en celdas de nuevo. Por lo tanto, la sexta temporada no podía ser otra cosa que la vuelta a la realidad, las consecuencias de la alocada e inesperada temporada anterior. Eso no significa que esta temporada no haya traido consigo novedad y sorpresa, porque de eso ha habido de sobra. 

Lo primero a tener en cuenta es que ya no estamos en Litchfield, ya no estamos en una cárcel de mínima seguridad en la que las presas son un encanto de personas que cometieron un error en un momento bastante lejano de su vida. Aquí tenemos asesinas, caníbales y todo tipo de gente en la que no se puede confiar rodeando a nuestras niñas a las que queremos protejer a toda costa. Pero sobre todo, aquí hay bandas, esta nueva cárcel es una guerra constante en la que apuñalas o eres apuñalada. Estas mujeres son tratadas con la misma injusticia por parte de los guardias y del sistema, pero se señalan unas a otras, divididas por el lugar donde se encuentran sus celdas y sobre todo, por Carol y Barb, un par de hermanas capaces de todo por dominar la carcel y el negocio de la droga.

También quiero comentar una parte especialmente importante esta temporada: la actitud de los guardias. Seamos honestas, los guardias de esta serie nunca han sido unos santos, más bien todo lo contrario. Vemos en esos cargos a gente que simplemente no debería estar allí, que no percibe a las presas como personas y que las utiliza como utensilios para ganar puntos en un juego enfermizo. Hay algunos que después de la revuelta tienen miedo y no están preparados para poner el pie en una cárcel de nuevo, pero en un sistema que no se preocupa ni de sus trabajadores ni de sus presos, poco hay que hacer. 

Las agresiones a las presidiarias son algo completamente habitual, a nadie le importa la vida de estas mujeres en el último lugar del sistema. Importa tan poco que se matará a quien haga falta para mantener la hegemonía, sí, estoy hablando de Taystee Jefferson. Taystee es una mujer completamente inocente que solo intentaba que su amiga Poussey recibiera la justicia que se merecía después de ser asesinada por un guardia. Y es a ella a quien se le carga con la resposabilidad de todo un motin y del asesinato de un policía violento al que ni tocó. Porque en el fondo dá igual si ella lo hizo o no, lo que importa es que alguien cargue con la culpa y en este caso es Taystee la que tiene que morir para que el sistema viva. 

Pero no os preocupéis que en medio de toda oscuridad hay un poco de luz, y esa luz viene de la mano del Kickball. Nuestras protagonistas están presas en una cárcel que literalmene es un infierno, pero el hecho de que decidan olvidarlo todo para jugar a un juego de patio de recreo, para entusiasmarse, me hace muy feliz. Por fin Piper hace algo bueno en toda la serie justo antes de marcharse de la cárcel, eso sí, a costa de que su mujer (¡ya es oficial!) Alex se tenga que meter en el mundo de la droga de nuevo para protegerla. Y el exterior tampoco es nada fácil, o que se lo digan a Aleida, sacrificando la sobriedad de su hija para que el resto de sus niños puedan vivir con ella porque literalmente no tiene otra opción. No hay opciones para estas mujeres, así es como fundiona el sistema penitenciario, aunque me dá la sensación de que Piper lo tendrá un poco más fácil ahí fuera.





Victoria (@TheEastWind)

Sharp Objects: Las mujeres también dan asco

$
0
0

Gillian Flynn es conocida por escribir mujeres realmente jodidas. Una escritora de éxito que disfruta explorando, según sus propias palabras, "la oscuridad de la mujer", y que no ha dudado en tratar temáticas realmente espinosas que han cosechado tantos desprecios como alabanzas. Algunas de las más criticadas las hemos visto en Dark Places y muy especialmente en Gone Girl; me estoy refiriendo, por supuesto, a la cuestión de las "denuncias falsas", a esas mujeres que inventan que fueron maltratadas para perjudicar a un pobre hombre y que tanto disfruta escribiendo Flynn. 

Sobre si ello es feminista ("las mujeres también son malas") o más bien machista ("perpetúa un esteriotipo misógino") corrieron ríos de tinta, y no seré yo quien abra de nuevo ese melón... pero todos estaremos de acuerdo en que esa oscuridad, esas mujeres cabronas y mentirosas, siempre tenían conflictos que giraban en torno a hombres. Y eso ya empezaba a oler a rancio.


Es por eso que quizá lo más refrescante de Sharp Objects sea precisamente que sus personajes y sus actos, aunque no se libran de algunos clichés femeninos (la mujer que asesina con veneno...), cuentan una historia que habla nuevamente sobre la oscuridad de la mujer, pero en esta ocasión no surge debido a un hombre. Si en Gone Girl toda la estabilidad mental de una mujer, su felicidad y su miseria, iban ligadas a "su" hombre, en Sharp Objects vemos algo muy diferente: la protagonista, una estupendísima Amy Adams que se come la pantalla, está bien jodida, como no podía ser de otra forma... pero las respuestas no están en un hombre. Las guarda otra mujer.

Sharp Objects nos traslada, como tanto gusta en Estados Unidos, a un pueblo olvidado lleno de gente repugnante y chicas muertas. Y, sin embargo, la que podría haber sido la enésima serie de un hombre asesinando niñas (inclúyanse de por medio perversiones sexuales) ha resultado ser una historia diferente que nos ha hablado de las marcas físicas y psicológicas que una infancia de pesadilla ha dejado en una mujer. Ni siquiera esa siniestra violación que se intuye aleja el foco del centro de la historia, que es la relación de los personajes de Adams y Patricia Clarkson, igual de fantástica y a la altura, interpretando un personaje jodido como que el que más, sutil pero atractivo y poderoso.

Ellas están muy jodidas, en efecto, pero el origen del trauma son sus propias madres, no unos capullos... y ha sido toda una experiencia que Sharp Objects, con una ambientación que casi te hace sentir el calor asfixiante y el racismo silencioso del sur, haya contado una historia tan cruda y terrorífica con mujeres que no orbitan en torno a hombres. Porque a veces es la familia el peor y más dañino enemigo...


Isidro López (@Drolope)

BoJack Horseman sigue siendo relevante en su quinta temporada

$
0
0

Que una serie llegue en buena forma a su quinta temporada es un hecho realmente remarcable, pero lo de BoJack Horseman es de otro nivel: no es solo que siga siendo tan buena como siempre, sino que además sigue siendo necesaria, pertinente. Todo lo sucedido en las primeras temporadas, esos bombazos que ha ido plantando la serie (lo sucedido con la hija de Charlotte, las muertes de Herb y Sarah Lynn...), han estallado en una quinta entrega que ha llegado más lejos que nunca al preguntarse, y preguntarnos, cuál es su propio sentido, su razón de ser.

"No quiero que nadie justifique su comportamiento de mierda por la serie".

¿Cuántas veces hemos visto a personajes masculinos terribles siendo endiosados por la audiencia? Frank Underwood de House of Cards, Walter White de Breaking Bad e incluso Don Draper de Mad Men son algunos de los ejemplos más notorios. Hombres con quienes la propia narrativa te hace empatizar pues, como explica Diane, son mostrados con todas sus vulnerabilidades. Especialmente en el caso de Walter White, Breaking Bad te hace ponerte en su piel, justificando así en cierta medida todas sus acciones de mierda. "Se ha vuelto despiadado, hace daño a los demás... pero es porque ha sufrido mucho, podemos entenderle y... ¿perdonarle?".

Parece que BoJack Horseman, consciente de ello, ha querido desligarse de ese patrón y dejar claro que ese no es su objetivo. Que esta no es la serie del enésimo capullo que hace daño a las mujeres y a quien, no obstante, se le perdona todo. La conversación de BoJack y Diane del 5x10 "Head in the Clouds", que marca un punto álgido en la serie (y, si me permitís que lo flipe un poco, hace historia en las series), habla de forma metafórica, a través de Philbert, de esta cuestión. BoJack está sufriendo, y podemos entenderle y compadecerle, pero Diane le recuerda, y nos recuerda, certera como una puñalada, que las auténticas víctimas son personas como Sarah Lynn.

Que BoJack acepte que ha perdido el control y vaya, de la mano de Diane, a rehabilitación, es una historia que hemos visto en muchas ocasiones, pero BoJack Horseman la ha contado bien como pocas lo han hecho. Ha sido una temporada que, en general y para mi gusto, no ha tenido tantos episodios grandiosos como la anterior -siendo el 5x06 "Free Churro" el más doloroso y original conceptualmente, y el 5x04 "BoJack the Feminist" el que ha tratado una problemática social con más inteligencia-, pero que ha mantenido un nivel de calidad formidable. Apabullante. Para mearse y no echar gota, vaya.

He intentado racionar la temporada y que durase el mayor tiempo posible, de verdad que sí, pero la he ventilado en un fin de semana. Culpable. Y ahora solo queda esperar Dios sabe cuánto a que una de las mejores series del panorama actual retome una historia que no hace más que crecer y crecer. Que sigue porque realmente le queda mucho que contar. Y, por favor, que siga pronto porque NECESITO ver de nuevo en acción a character actress Margo Matindale.

PD: Me comparte @XavierXY una inquietante historia que circula por internet... ¿el "disfraz" de Lady Di y el peculiar plano final de temporada hacen alusión a una posible muerte de Diane?


BUM.


Isidro López (@Drolope)

The Affair ya no es la que era, pero se le perdona

$
0
0

Está claro que The Affair ya no es lo que era. Y puede que utilizar esa frase tan manida resulte repelente e incluso injusto, puesto que es natural que toda serie cambie en el transcurso de tantas temporadas, pero es inevitable pensar así. No es lo que era. No es esa serie especial, rompedora y refrescante por la que Ruth Wilson y Maura Tierney ganaron Globos de Oro. Siendo justos, hay que admitir que es muy difícil contar una historia durante tantas temporadas y que siga siendo brillante (no todos pueden ser BoJack Horseman). Y, sin embargo, a pesar de ese bajón de calidad, la cuarta temporada ha sido digna y enormemente contradictoria: quizá sea la temporada más floja pero es, al mismo tiempo, la que tiene los mejores episodios de la serie.

¡Spoilers!


Lo cierto es que siempre disfruto cada episodio de The Affair. Los conflictos de turno pueden ser más o menos interesantes, pero me parece una serie hecha con tan buen gusto, con tanta sensibilidad y personajes tan bien trazados, que puedo decir con total sinceridad que lo he pasado bien hasta con las tramas más insípidas de Cole; incluso con las más insufribles de Noah. No obstante –todo hay que decirlo, gran parte de esta cuarta temporada me he dejado llevar más por inercia que por otra cosa. Disfrutaba, sí, pero... ¿qué teníamos? El drama amoroso de Cole con Luisa, algo tedioso y demasiado masticado; la situación de Helen con Vik, también muy redundante, y Noah y Alison dando tumbos con sus vidas, sin que supiéramos muy bien qué querían contar ni a dónde se dirigían... hasta el final.

Creo que no exagero si digo que la muerte de Alison ha sido el hachazo más inesperado que he visto en televisión en mucho tiempo. Que The Affair decida prescindir así de una de sus protagonistas, de la que parecía el pilar de la serie, ha sido doloroso, pero también sirvió para despertarme. Me hizo pensar "wow, de acuerdo, esto SÍ es The Affair". El viaje de Helen al desierto tuvo encanto, pero el episodio final de Alison fue espectacular: desnudó al personaje como nunca antes y de forma, además, original, pues fue narrado con dos perspectivas... siendo ambas de ella. ¿Una idealizada, edulcorada, y otra brutalmente real? Una visión del hombre sensible que ella quería, de la conexión que necesitaba, en contraposición a la del hombre que realmente era. Un episodio embotellado, íntimo y desgarrador, pero también bellísimo, que nos hablaba como pocos de quién es ella.

Alison 'The Affair' muerte 4x09

Honestamente, creo que The Affair necesitaba algo así. No necesariamente una muerte, pero sí dejarse de pequeñeces e ir a por todas. Necesitaba volver a deslumbrar y recordarnos la seriaza que es, que puede ser. Y la muerte de Alison ha sido la dinamita que ha hecho estallar todas las memeces e insignificancias (el viaje existencial de Cole a la playa, con happyputi ex-sirena incluida en el cuarto... ¿hola? Una sucesión de clichés), dándonos a cambio chicha de la buena. El dolor que ha generado su "suicido" ha permitido profundizar en quiénes son Cole, Noah, e incluso Helen: "tenemos suerte de estar vivos", parecían concluir. Y la poderosísima conversación entre Noah y Helen a la salida del hospital –quizá la mejor de la serie– redimía a Noah y daba a Helen la seguridad en sí misma, el reconocimiento, el cariño, los cumplidos que siempre necesitó oír para poder avanzar.

¿Qué más puedo decir? Mancantao. Han sido unos episodios finales magníficos que no compensan exactamente una temporada, en general, demasiado floja, pero que nos hacen recuperar mucha fe perdida en The Affair. Nos hacen perdonarla. Y ahora solo queda esperar que la quinta temporada, que será la última, despida en condiciones una serie que, a pesar de todo, nos ha dado mucho y bueno.

PD: La muerte de Alison, según explica la creadora Sarah Treem, estaba calculada desde el momento en que Ruth Wilson anunció que no quería seguir. Todo tras unas declaraciones suyas en que se quejaba de cobrar menos que su compañero, Dominic West... ¿mal rollo en el set? ¡Tiene toda la pinta!


Isidro López (@Drolope)

Maniac, la nueva serie de moda, ideal para echarse la siesta

$
0
0

No sabes cómo llegan, pero llegan para quedarse. De buenas a primeras, todo el mundo está hablando maravillas de una nueva serie. Y como no quieres ser el único que no se entera, y quieres formarte tu propia opinión (porque nos encanta opinar sobre todo), te animas a verla también. No soy especial, por mucho que mi madre me lo dijera. Ah, no, espera, que nunca me lo dijo. Bueno, da igual. El caso es que he visto Maniac y no he podido más que pensar que sufre de los mismos males que Altered Carbon: bonita en las formas, insulsa en su interior.

Con esto tampoco quiero decir que Maniac sea mala. Tiene su interés ver cómo unos científicos japoneses trastean con las conexiones del cerebro de gente rarita. Y más cuando una de esas personas raritas está interpretada por Emma Stone, que es la prueba viviente de que Dios nos quiere y desea nuestra felicidad. Pero incluso siendo como es ella, mi paciencia tiene unos límites. Y no puedes pedirme que tolere a un protagonista insípido menos interesante que un botijo de la Paqui que habla con una voz, así, como muy suave y bajita.


Toda esta cuestión no deja de ser muy subjetiva. Como todo lo relativo al mundo de las series. Probablemente algún experto™ en televisión y/o graduado en Comunicación Audiovisual te dirá que hay criterios para valorar cuando una serie es "mejor" o "peor" pero, francamente, me importa un pito la opinión de alguien que hable en esos términos. Y como yo he venido aquí a hablar de mi libro, pero siempre consciente de mi subjetividad, pues lo digo: Maniac es una pesadez de serie, y punto en boca.

¿Y por qué lo es? Vamos a meditarlo. Principalmente, porque no me estimula, no despierta mi interés. El primer episodio no tiene la fuerza que debería tener la presentación de una serie. Su narrativa confusa, más que resultarme inteligente o enigmática, me parece que es una forma innecesariamente enrevesada de contar algo que, en realidad, no es tan inteligente y es bastante simple. Incluso su sentido del humor, como a los propios personajes, no me hace reír. Emma Stone, como comentaba, es estupenda, pero su personaje tiene conflictos que no me parecen potentes, ni originales, ni bien trazados. Es como que fuerzan el ser "raritos", pero la excentricidad se nota impostada y mal ejecutada, no se siente natural.

Lo bueno de Maniac es que la trama de por sí es bastante jugosa y podría despegar próximamente, pero ya he visto los primeros episodios y no tengo el chichi para más farolillos. Espero que este no sea vuestro caso y la estéis disfrutando. Y si no, pues haced como yo: hasta luego Mari Carmen.


Isidro López (@Drolope)


La esperanza de Doctor Who es una mujer: Dudas y miedos

$
0
0

He estado media vida criticando lo que Steven Moffat ha hecho a Doctor Who, y este no será el enésimo artículo donde reincida en ese viejo hábito. Él fue un señor que trajo grandes cambios a una serie; algunos le sentaron bien, otros no. Es realmente así de simple. Pero creo que todos y todas estaremos de acuerdo en que Moffat se quedó demasiado tiempo. Hacía falta un gran cambio de nuevo –ello es, en definitiva, la esencia de la serie, y eso es exactamente lo que vamos a tener. Para bien... o para mal.

Resultado de imagen de doctor who gif

Muchos hemos perdido ilusión por Doctor Who. La etapa de Peter Capaldi ha sido una de las menos aclamadas de la serie desde que regresó en 2005. Y lo cierto es que me da mucha pena, porque Capaldi ha hecho un trabajo excepcional como Doctor (es mucho mejor actor de lo que lo fue Matt Smith en sus comienzos), pero llegó en mal momento. Moffat daba sus últimos coletazos, y Doctor Who ya adolecía de grandes problemas: una fórmula desgastada, tramas demasiado masticadas, falta de ingenio. Con una mejor escritura, quizá Capaldi habría podido estar a la altura, pero la sombra de Matt Smith era, y fue siempre, demasiado alargada para él.

En ese sentido, se entiende que una mujer era el revulsivo que Doctor Who necesitaba. De esta forma, al menos en apariencia, la serie ya está viviendo una importante renovación. La serie pedía, exigía, frescura a gritos, y Jodie Whittaker ha sido la elegida para capitanear un barco que llevaba demasiado tiempo a la deriva. Personalmente, ya que estamos en confianza, os diré que como actriz me parece un poco pavisosa (podría haber sido Olivia Colman, cagontó), pero en fin. Uno no siempre consigue lo que quiere. Habrá que darle una oportunidad.

Dos mujeres "solas" habría sido demasiado, por tanto era preciso introducir HOMBRES para que los machos tengamos personajes con quienes identificarnos.

La nueva estructura que planea Doctor Who tampoco me entusiasma. Lo que siempre me había atraído de la serie, como ya he comentado alguna vez, era la dinámica tan especial e íntima que se establecía entre Doctor y compañera; que ahora vaya a ser un grupo mayor, con hasta tres compañeros, creo que hará que se pierda parte de esa magia. Aunque, por supuesto, es pronto para hablar, y un grupo podría funcionar perfectamente si está bien escrito. Y sí, ya sé que había grupos en el Doctor Who clásico, pero me da igual.

Mi gran incertidumbre con el nuevo Doctor Who es precisamente el showrunner elegido. No es Moffat, lo cual ya es alegría suficiente, pero es Chris Chibnall. Y nuestro amigo Chris, señoras, señores y variaciones posibles, ha escrito algunos de los mayores truños de Doctor Who, como el 3x07 "42" (el peor episodio de la etapa de Martha), además del 7x02 "Dinosaurs on a Spaceship" (hasta luego Mari Carmen) y el 7x04 "The Power of Three", que fue mejor pero normalito. O sea, que todo muy del montón o directamente lamentable, nada brillante en su currículum. 

Con estas perspectivas, comprendéis que no esté especialmente ilusionado con lo que está por venir de Doctor Who. Me mantengo cauto, intentando no prejuzgar (un poco tarde para eso, ¿no?), con la mente abierta y predispuesta a lo que está por venir. ¿Volveremos todos los whovians caídos del carro a engancharnos de nuevo? Lo descubriremos pronto...


Isidro López (@Drolope)

Élite es la Chicas del cable bien hecha que merecíamos

$
0
0

Por fin, Netflix. Por fin nos has dado la serie española que merecíamos. Las chicas del cable, aunque todo en un éxito para la plataforma, dejó mucho que desear en cuanto al contenido y a la forma. Actores más bien mediocres, tramas superficiales, torpes y precipitadas, nada sutiles, con una crítica social demasiado blanda y genérica; supuestamente, "feminista" (aunque luego lo negasen los ceporros de sus actores), pero muy poco ingeniosa en su manera de relatar la historia. Es por eso que Élite ha sido una tan grata sorpresa: es la serie de mamarracheo inteligente y bien hecho que debió haber sido Las chicas del cable.

El cuidado que han puesto en hacerÉlite se nota en muchos aspectos. Para empezar, en los planos; mucho más artísticos y pensados. Los diálogos son divertidos y, en ocasiones, bastante afilados, donde la crítica social no falta. Pero, sin duda, lo mejor son los actores escogidos, pues han sabido interpretarlos muy bien (y, además, luego no van diciendo gilipolleces en entrevistas). Puedes tener tus favoritos y tus menos, pero lo cierto es que ninguno chirría y todo se siente fluido y natural. Ocho episodios que se pasan volando. Y es que eso es el gran punto fuerte de Élite: engancha una barbaridad.


Mentiría si digo que no me he ventilado Élite en apenas unos dos días. Aunque lo cierto es que, como todo en la vida, tiene sus más y sus menos. No deja de darme pereza el personaje "malote", el fuckboy al que la serie acaba redimiendo, justificando y dulcificando, como siempre hacen con este tipo de buenorros. Porque sí, están muy buenos, vale, pero me veo venir este tipo de tramas desde el Perú, y resulta agotador que en toda serie adolescente no falte el arquetipo del capullo que hace daño a los demás pero a quien todo se le perdona al final porque "en el fondo, es bueno". Caso de Guzmán y Nano. Pero son interpretados, como decía, por muy buenos actores, y tienen líneas bastante divertidas, así que se hacen llevaderos.

Porque Élite, por supuesto, también tiene petardeo del malo. Tramas peor escritas o más torpes, algunos clichés rancios, cierto potencial desaprovechado (me habría gustado ver más acción de personajes diva como Lucrecia), e incluso un "trío amoroso" algo meh, pero compensa. Y digo que compensa porque trae frescura al panorama juvenil español, con tramas realmente interesantes: la enfermedad de una protagonista, la cuestión del hiyab de Nadia, racismo, prejuicios, homofobia. Tiene líneas de guion que se te clavan dentro, un gran sentido del humor (la propia Nadia diciendo "voy a poner una bomba en tu cara"), y no es nada fácil conseguir eso... conseguir una serie divertida, pero al mismo tiempo crítica, en conexión con la juventud, planteando una amplia amalgama de problemas con los que resulta sencillo identificarse. Salvando las distancias y que sean millonarios, claro está...

Así que si no habéis visto aún Élite y buscáis buen mamarracheo, hacedlo YA mismo porque esta es vuestra serie. 


Isidro López (@Drolope)

Crítica del 9x01 "A New Beginning" de The Walking Dead: ¿Hay salvación para la serie?

$
0
0

Es una verdad mundialmente reconocida, pura ciencia, que The Walking Dead se había convertido en uno de esos zombis que pululan por sus escenarios: desganada, sin inteligencia; una parodia grotesca de lo que antaño fue. Los problemas de las últimas temporadas ya han sido desmenuzados en detalle en el blog, por lo que ahora cabe mirar adelante y preguntarnos si The Walking Dead ha tomado nota. El 9x01 "A New Beginning" es, en efecto y desde el mismo título, consciente de todos ellos, y tiene la difícil misión de recuperar a los fans que se quedaron por el camino. ¿Lo ha logrado, después de todo...?

¡Spoilers del episodio!

Hay muchas cosas buenas que decir en favor de "A New Beginning". Ya es, como mínimo, mejor que muchos episodios de la anterior temporada. No llega, sin embargo, a ser tan espectacular ni brillante como debiera ser un estreno de temporada, pero plantea nuevas dinámicas que podrían revivir una serie ya largo tiempo en estado de podredumbre. Daryl decía a Rick, en un guiño a los viejos tiempos, que las cosas iban mejor cuando eran un grupo pequeño.  Y lo cierto es que sí: un número reducido de personajes permitía un mejor trazado de ellos, en lugar de la marabunta de insulsos randoms que fue la última temporada.

Protect them at ALL COSTS.

Es por eso que The Walking Dead pone el foco de atención precisamente en lo que más importa y tanto había descuidado, que son los personajes. Rick, Michonne, Maggie, Daryl y Carol, todos ellos de largo recorrido, han tenido escenas íntimas y de interés que casi parecían gritar "eh, recuerda que nos quieres". La escena Richonne en la cama y la charla entre Carol y Daryl, con esa confianza tan en bruto, tan auténtica, me han recordado, efectivamente, que me importan. Pero ha sido el momento entre Rick y Maggie a la luz del porche, tenso y potente, el que me ha hecho volver a vislumbrar el gran potencial de la serie; me ha hecho ver en Maggie a una digna sucesora de Rick.

Que Andrew Lincoln vaya a dejar próximamente la serie (y que hayan sido tan idiotas como para anunciarlo y arruinar la sorpresa) es un palo, pero no creo que vaya a ser una estocada mortal. Rick me gusta, pero su personaje lleva mucho tiempo dando vueltas y vueltas, pasando de ser bueno a malo cansina y repetitivamente. Quizá es momento de que la serie avance y se convierta en algo diferente, en algo nuevo, con líderes de interés como Maggie. La ejecución de Gregory es toda una declaración de intenciones: Maggie, y la propia serie, parecen querer decirnos que "ya no están para tonterías". Solo espero que toda esa tensión que se respira bajo la superficie, el conflicto que pugna por resurgir, no vuelva a arrastrarnos a otra guerra insufrible mal ejecutada.

Cada día más guapa y más interesante, chica, de verdad.

"A New Beginning", como decía, ha sido un buen episodio. Con dosis de acción, momentos "cuquis" y un nuevo planteamiento que promete tramas de interés. Me preocupa, no obstante, que The Walking Dead vuelva a caer en sus viejos errores, como matar a troche y moche a randoms de forma tan gratuita que su muerte no nos importe - caso, por ejemplo, del chico que muere en el episodio. Su muerte era necesaria para destapar la tensión posterior en Hilltop, pero no pueden esperar que nos emocionemos si solo matan a personajes que conocemos de dos minutos. The Walking Dead necesita volver a ser esa serie de supervivencia extrema donde cualquier cosa puede pasar y las muertes, las tragedias, significan algo. Démosle otro voto de confianza y veamos qué nos tiene preparado...

PD: No puedo irme sin decir que menudos hijos de puta... hacer esto sabiendo que sabemos que Rick se va... ¿qué será de la pobre Michonne, que no vive más que desgracias? Aunque también es cierto que salir de la sombra de Rick podría sentar estupendamente bien a su personaje.



Isidro López (@Drolope)

The End of the F***ing World y la insatisfacción de los adolescentes

$
0
0

La adolescencia... esa etapa de la vida en la que todos sufrimos cambios y en la que, como somos conscientes, los jóvenes tienden a pensar (y hacer) muchas locuras. Pero los protagonistas de The end of the F***ing World no son dos adolescentes normales, así que podéis imaginar que el caos y el descontrol al que se ven expuestos en esta serie británica original de Netflix, son bastante intensos. Spoiler free: seguid leyendo si queréis saber más.

James (Alex Lawther) es un joven calmado, poco hablador y que se describe a sí mismo como un psicópata que, después de una vida asesinando animalitos, siempre ha querido matar a una persona. Con esta premisa comienza la serie, que continúa casi inmediatamente con la presentación de Alyssa (Jessica Barden), la que se convertirá en su compañera de locas aventuras durante 8 capítulos en los que el drama y un humor un tanto perverso se convierten en protagonistas.


Los dos chicos se escaparán de casa y vivirán situaciones que posiblemente ninguno de nosotros hubiera imaginado posibles, pero normalizándolas como si fueran el pan de cada día, con el extraño romance entre ellos como hilo conductor. El surrealismo y el absurdo son patentes a lo largo de los 20 minutos de cada capítulo, pero eso es lo que caracteriza precisamente a esta historia que narra la insatisfacción de sus protagonistas con su vida y la rebeldía propia de esas edades, la cual se les va un poco de las manos. Concretamente esa insatisfacción es lo que te atrapa, ya que da lugar a una trama fresca y diferente que va mutando desde la comedia hacia el drama para acabar de forma épica pero abierta por completo a nuevas posibilidades y en la que destaca en especial la dinámica relación entre sus protagonistas y una estética muy original. 

La serie contará con una segunda temporada, aunque lo cierto es que el final podría perfectamente ser el que le dieron a la primera temporada. Sin embargo, según cuenta su creador, dejaron la puerta abierta a la posibilidad de escribir nuevas aventuras sobre James y Alyssa a pesar de que el cómic en el que se basa la serie cierra la historia con el final actual.


¿La habéis visto? ¿Qué os pareció? A nuestro compañero David le pareció que la serie se desinflaba con el paso de los capítulos. ¿Opináis igual que él? Contadme más abajo.

Doralicia (@Doralais)

Crítica del 9x02 "The Bridge" de The Walking Dead: La gente que hace esta serie es tonta perdía

$
0
0

La paciencia de uno tiene límites, y The Walking Dead los lleva traspasando y pisoteando desde hace demasiado tiempo. Tras un comienzo medianamente prometedor, la serie parecía que se encaminaba por el buen camino. Que se dejaba de tonterías y tramas insulsas para contar, por fin, una historia potente. Y quizá "The Bridge" no haya sido mal episodio, pero ha reincidido en los mismos errores de siempre y me ha hecho bostezar varias veces... ¿es que no aprende esta gente? ¿Qué clase de inútiles tienen dirigiendo esta serie?

Oi pero qué moneríaaaaaaaaaa.

Por lo que a mí respecta, lo mejor que podría pasarle ahora mismo a The Walking Dead es que muriesen el 90% de los personajes y solo quedasen unos cuantos. Unos cuantos en los que poder profundizar de forma adecuada. El gran problema de la serie es que tienen un batiburrillo de personajes demasiado grande, y la mayoría nos dan igual. Y, por si fuera poco, los guionistas deciden seguir introduciendo MÁS personajes; caso del "chungo" del episodio de hoy o los padres del chico muerto. Y yo me pregunto... ¿Son idiotas? ¿Sus madres fumaban crack cuando estaban embarazadas de ellos? ¿Se cayeron de la cuna?

"Thr Bridge", como digo, no es que haya sido mal episodio. Lo que sucede es que no logra hacerte sentir demasiado. Se trata de la enésima vez que Rick intenta hacer las cosas bien, vuelve a creer en la humanidad, intenta construir algo... pero todos sabemos que al final todo se irá al carajo y volverán a enfrentarse en otra guerra, como bien anticipa el sensual Negan. The Walking Dead nos intenta hacer creer que está contando algo nuevo, pero está repitiendo la misma estructura narrativa. La única diferencia es que, esta vez sí, dos grandes protagonistas presumiblemente morirán (porque dos actores han dicho "hasta aquí"), pero más allá de eso...

Que los líen o algo, que me duermo.

Los zombis no imponen. No realmente. La serie ya no te hace sentir que los personajes estén en peligro, porque los fulminan con facilidad pasmosa; excepto, claro está, cuando toca matar al random de turno, como el chaval del episodio anterior. Pero The Walking Dead ya no les enfrenta a circunstancias extremas... todo parece rutinario, con alguna escaramuza contra zombis para salir del paso y dar el "pego" de que aún "pasan cosas". Vamos a amputarle el brazo a Aaron, que necesitamos que suceda alguna movida y no se nos duerma el personal... pero, ¿a mí qué me importa ese hombre de Dios? Por mí como si pierde el rabo. ¿Acaso os habéis molestado en trazar bien su personaje y dárnoslo a conocer lo suficiente como para que nos importe, mendrugos descerebrados?

Y esas mismas mentes portentosas han decidido que sería buena idea juntar a Jadis y el cura. Con lo guay que hubiera sido que Jadis se tirase a Rick, o se hiciera un trío con él y Michonne... ¿por qué son tan sosos? Pero vale, venga, aceptemos que los dos raritos estén juntos, porque ella es una marginada como antaño lo fue él, y esa es una conexión tan profunda e interesante. Lo cierto es que hasta tienen su gracia, pero más allá de eso... como digo, por mí podría venir una horda del tamaño de Albacete, arrasarlos a (casi) todos y me daría igual.

¡Buen día, compiyoguis!


Isidro López (@Drolope)

Viewing all 1377 articles
Browse latest View live